Cuando, veloz,
lanzándote a la carrera,
te abrochas el pantalón
y atraviesas esa puerta
sin decir siquiera adiós,
se introduce el frío en mis huesos
que preguntan temblorosos:
¿Dónde han quedado los besos?
Y te veo partir
lo que fuera compartido,
dejando de existir
nuestro consentido sinsentido,
viendote partir...
mientras se burlan mis pensamientos más aviesos
y entre risas, ironizan: ¿dónde han quedado los besos?
Y partes para quedarte,
en forma de ausencia,
diciendo siempre que es tarde
para que tengan vigencia
los labios que ardían antes,
los que me interrogan, obsesos:
¿dónde han quedado los besos?
Y la tierra da otra vuelta
y yo sigo envejeciendo
tras la, cada año más esbelta,
empalizada del olvido y tu silencio
y me quedo tan solo...
tan solo conversando con versos
que hablan de ti y te preguntan
¿dónde, querida, han quedado los besos?
NACHO HIDALGO
viernes, 10 de abril de 2009
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Me ha gustado mucho, Nacho...
ResponderEliminarPero recuerda que aún nos debes una sobre mamadas, cerezas y almorranas.
joder.es mu weno!
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