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viernes, 10 de diciembre de 2010

Merecimientos, castigos, honores y otros entes oníricos

Dos hombres son soñados y se sueñan entre si, el asesino sueña con la lenta espera en prisión por el vil homicidio cometido mientras que el otro sueña con los honores que le esperan por los servicios a la patria. Y los dos sueñan con el momento unico en que se sellaron ambos destinos, el veinte de enero:

El Palacio Presidencial completamente sitiado, las calles de la capital enmudecidas de miedo y espera, los altavoces golpistas se mezclan con los susurros de los familiares en las cabezas de los ciudadanos. Es el momento crucial, aun no se sabe que sectores del ejercito se han unido al golpe y todo depende de la pronta rendición del Presidente. Los segundos pasan lentos frente al Palacio, el Comandante en Jefe telegrafía al sitiado gobernante prometiendo "salvar su vida, el exilio y evitar inutiles derramamientos de sangre" si se entrega a la nueva autoridad militar. El tiempo se para, tras una hora en la que pasan días para toda la ciudad, el Presidente sale solo, cabizbajo y derrotado del palacio, es arrestado y el Comandante en Jefe, incumpliendo su palabra, ordena a un teniente ejecutar al politico depuesto. En ese preciso momento se fragua el destino de los dos hombres. Un solo ruido de disparo camufla los dos homicidios en medio de la confusión reinante, el subordinado salda una cuenta pendiente y asesina a su tedioso superior en el mismo momento que el civico teniente cambia el curso de la historia y la bala destinada al presidente atraviesa el corazón del golpista. Los dos hombres son los unicos que mantienen la calma, el resto del ejercito se vuelve a los cuarteles desconcertados, algunos hombres salen a la calle a ver que ocurre, otros a festejar el triunfo de la democracia, la mayoria permanecen aterrados en sus casas impacientes de noticias...


Una sola voz acaba con ambos sueños. Una voz grave casi trascendente, a pesar de decir rutinariamente un "Es la hora". Se levantan simultaneamente. Es el momento de saldar las cuentas. A la misma hora y en la misma sala, y no por casualidad, uno será condecorado y elevado a la categoría de mito nacional, el otro sera ejecutado fríamente por el Estado de Derecho que salvó el primero. Presidente, Juez y verdugo oyen al unísono los pasos lentos y quejumbrosos de uno, los dignos y orgullosos del otro. Los multitudinarios asistentes al acto oyen los emotivos elogios que destina el presidente al hombre que yace muerto en el suelo, por acto del verdugo y orden del juez, con una resplandeciente medalla dorada en el pecho.

lunes, 22 de noviembre de 2010

El Cuervo

Ya no solo es que Pedro Orillas Esteban fuese incapaz de recordar nada de los ultimos días, es que ni siquiera sabía dónde se encontraba. Se despertó en el suelo con un fuerte dolor en el pecho y con la palabra cuervo repitiéndose una y otra vez en su mente. Se levantó y preguntó a un viandante dónde estaba,

- ¿No se acuerda usted de nada? No se preocupe es normal, la memoria le volverá con el tiempo.

Y siguió andando. Pedro no entendía nada y, tras abandonarse unos segundos a la confusión, decidió preguntar a una mujer, que paseaba sin prisa, por la estación de metro más cercana,

- ¿El metro? Usted anda realmente perdido ¿eh? - sonrió la señora – anda, le ayudaré a hacer memoria, ¿qué es lo último que recuerda?


Pedro se esforzó en hacer memoria y recordó levantarse de la cama, ducharse tomarse el café, prepararse para ir al trabajo,la rutina de cada día... sin embargo no recordaba haber ido al trabajo, y así se lo dijo a la señora.

- ¿Algo le debió ocurrir al salir a trabajar, no tiene ninguna imagen borrosa, una pista o algo sobre lo que le ocurrió?

- No, no logro recordar nada más, bueno, cuervo, no logro borrar de mi cabeza la palabra cuervo, es como una obsesión.


- Bueno, usted no se preocupe, llamaré a los agentes a ver si pueden hacer algo.

Cogió el movil de su bolso, habló durante unos minutos y colgó.

- Esperemos aquí un rato que me han dicho que están al llegar -Le tranquilizó la señora.


En menos de cinco minutos paró frente a ellos un coche negro y se bajaron de él dos tipos trajeados con pinta de guardaespaldas.

- Buenos días, ¿por quién nos han llamado? -preguntó uno


- Buenos días agentes, es este señor de aquí, padece una amnesia atípica, pensé que quizá pudiesen ayudarle.

¿Cómo que atípica, acaso eran comunes el resto de amnesias? pensó Pedro, pero como se sentía como si estuviesen hablando de otra persona no dijo nada.

- Bien, Sr. Orillas, ¿verdad?, ¿me puede contar qué es lo ultimo que recuerda?

La señora respondió por él con lo que le había contado y los hombres ni se inmutaron.

- ¿No recuerda usted el cuervo que se estrelló frente a su casa?


De pronto la imagen se le presentó nítida e imborrable, como si aún lo estuviese viendo, frente a su portal, el cuervo inmóvil, en el suelo, desangrándose bajo el ala y mirándole fijamente con sus negros ojos inertes, sin embargo Pedro negó para ver a donde le llevaban los "agentes".

- Bueno, pues usted salió de su casa el 17 de noviembre a las 8:27 de la mañana y un cuervo cayó muerto frente a sus pies. Por razones que desconocemos, a usted le causó una fuerte impresión. Se quedo inmóvil mirando al pájaro tres minutos y catorce segundos, después cayó en la cuenta de que llegaba tarde al trabajo y corrió a coger el autobús. Llegó obviamente tarde al trabajo y su jefe, el señor Pérez, le humilló públicamente delante del resto de empleados


- ¿Es necesario dar tal lujo de detalles? - interrumpió Pedro visiblemente avergonzado

- No podemos saber que detalles pueden actuar como detonantes de su anamnesis, así que si nos permite, proseguiremos con el proceso. -Respondió con ese deje cortante de superioridad que muestran a menudo las autoridades – El señor Pérez, como decía, le humilló delante de todos los empleados – Repitió con intención – y usted comenzó de mala gana su trabajo. A la hora de comer, había usted vendido tres coches y se dirigió al restaurante de la calle Fuencarral donde come todos los días. Usted había olvidado ya el incidente del cuervo, pero al cruzar la Gran Vía, con el semáforo en verde para usted, casi es arrollado por un Seat Ibiza negro que atravesó indebidamente el paso de cebra. Tras increpar al conductor y blasfemar hasta que sus niveles de adrenalina volviesen a sus niveles naturales, fue a comer y, pensando en lo sucedido, relacionó, suponemos que por el color, el coche con el cuervo, llegando, pese a sus esfuerzos de desecharla como mera superstición, a la conclusión de que lo del cuervo era un augurio de muerte. Comió macarrones y un filete de ternera, y pidió un café solo, que no se llego a tomar, autoconvenciéndose de que le había dejado de apetecer, aunque es más probable que fuese por su color. Volvió al trabajo a las 14:57, mirando varias veces a los lados de la calle antes de cruzar y cambiándose de acera una vez para evitar cruzarse con un gato negro en la Carrera de San Jerónimo. Durante la tarde, se encontraba nervioso y no vendió ningún coche. Decidió volver a casa andando pensando que así se tranquilizaría y olvidaría las “paranoicas” preocupaciones que le acechaban. Además quería aprovechar para hacer compra (…)

A medida que hablaba el agente, Pedro iba recordando, pensó en la asfixiante angustia que le embargaba el alma, el terror que le paralizaba con cada movimiento brusco, y también, pensaba ahora fríamente lo ridículo del motivo.


- Mientras volvía usted a su casa, decidió parar en el cajero que se encuentra a la altura de Preciados, y teniendo ya la tarjeta fuera de la cartera cambió de opinión al ver acercarse por esa acera a un senegalés negro como el tizón. Usted se dijo que sería mejor pagar con tarjeta para conseguir puntos en el sorteo que hacía en ese momento su banco, pero como usted comprenderá, no era más que otra más que un intento de racionalización de su conducta (…)


El agente siguió hablando con su irritante tono de funcionario omnisciente de como, donde y cuando hizo la compra, como volvió a su casa dando un rodeo para evitar las calles Cóndor y Águila real y como se lo justificó. Pedro les interrumpió para preguntarles indignados como sabían todo aquello, a lo que el agente que hablaba menos le respondió con un escueto “ya llegaremos a eso”. Después el otro prosiguió hablando de lo que cenó, de sus intentos por ridiculizar sus temores y Pedro iba rememorando con más y más detalle el miedo que le atenazaba.

- En ningún momento apagó usted la luz de su casa y se mantuvo despierto y atacado de los nervios con cada pequeño ruido que escuchase toda la noche (…)


Prosiguió el agente contando como se desarrollo los dos días siguientes, como acudía completamente insomne a trabajar, cerraba con pestillo la puerta de su casa al entrar y al salir...

- (…) y a la tercera noche sin dormir, cuando usted abrió la ventana para ventilar su casa de la densa humareda de tabaco, se metió en su casa un murciélago


- Ya recuerdo, creo – Dijo Pedro, que se sentía intimidado por los agentes y lo único que quería era ir a su casa, tomarse un iburprofeno para el persistente dolor de pecho que sentía y ver un rato la tele- entonces debí de salír de la casa asustado corriendo sin rumbo y caer dormido aquí a causa del cansancio ¿no? Bien, no se preocupen ustedes que probablemente todo se debiese a la falta de sueño, ya estoy curado de esos ataques paranoides y solo quiero volver a mi vida normal.

- Eso no va a ser posible – dijo, tras un largo e incomodo silencio el agente que hablaba menos, y se miraron los dos, sin saber cómo decirle que había muerto aquella noche por un infarto de miocardio...

miércoles, 3 de noviembre de 2010

De tarde en tarde me doy cuenta

"Te dejo ahora para tenerte siempre"

(valiente cursilada

para una cobarde despedida)

y desde entonces,

de nunca en nunca te pruebo,

te recupero de nada en nada

y de siempre en siempre te pierdo,


De rato en rato, quemo el tiempo en tu recuerdo,

eternamente, se repite aquel momento inexistente

deshecho en hecho sin potencia,

de nada en nada y sin agradecimientos...


De segundo en segundo

y tan lejos de vencer

de tramo en tramo, estancado

de momento, sin futuro ni retorno,

de caña en caña,

de whisky en whisky,

de nada en nada y sin agradecimientos...


De vuelta, envuelto y aun me mareo

de hombre a hombre, borrachera,

de hombre a ausencia, tu silencio,

de mujer en mujer, la decepción,

y de beso en beso... nostalgia...


De noche en noche

resurge la unica certeza que jamás sera cierta,

de nada en nada te escribo,

sin dejarte leer,

de poco en poco te vivo,

en la distancia,

de milla en milla te cuento,

y no me escuchas,

de vez en cuando,

de cien a cero en un momento


De verso en verso, me arrepiento,

y tú, de hora en hora me olvidas...


De nada en nada, y sin agradecimientos...

lunes, 11 de octubre de 2010

Poesía insomne

Noches de insomnio en que sueño

despertar en mi piel y en tu boca,


Días sin sueños que paso dormido

sabiendo que tampoco hoy me toca,


Amaneceres que anochecen

sin que halla salido el sol,

en que se reabren las heridas

que no sanan con alcohol


Me he cansado de solo encontrar el gris en mi paleta

cuando quiero ser pintor, y pintar paisajes sin tu boca,


de esta vida somnolienta que paso esperando

a ver si tu voz por fin me despierta


Los pies desnudos

"Parada frente al mar mientras el mundo gira..."

(Roberto Iniesta "Standby")


Solo le quedaban los pies desnudos... Tan solo los pies inocentes y puros... tan solo los pies la diferenciaban por unas horas del resto. El resto, unos vaqueros y una camiseta fabricados en serie a millones sin un solo detalle o tara que la diferenciase de cualquiera que pudiese pasar por ahi...

Los pies... y la mirada, clavada en un punto fijo del horizonte, distante, ajena y sin dueño...

Se sostenía el mentón con la mano derecha y con la otra sujetaba un desproporcionado libro abierto al que no prestaba la menor atención mientras soltaba las riendas del tiempo.

No puedo saber cuanto tiempo estuvo allí, conectada al mundo exclusivamente por los pies, y desconectada de él exclusivamente por la mente. Completamente inmovil desde fuera, aunque me gusta pensar que por dentro se desataba un huracán.

Pensase lo que pensase, era la viva imagén del hartazgo tranquilamente digerido, de la busqueda sin pausa ni esperanza de la salida, de la aventura, de la juventud prematuramente (¿Cuándo no lo es?) perdida; la viva imagen del conformarse solo con, internamente, no haberse conformado.

Imagino que por delante de sus ojos pasaban los antiguos galeones en busca del oro del Nuevo Mundo, los primeros trenes que acercaban a sus pasajeros al exótico Oriente o simplemente que bajaba de un coche, hacia ella, un hombre con la espontaneidad y erotismo que hacía tiempo no sentía.

Cigarro tras cigarro, consumía el tiempo y el tiempo consumía, cigarro tras cigarro, sus sueños en humo y ceniza.

Sin embargo, aun estaba descalza, podía sentir la tierra bajo sus pies, acariciándola, arañándola o hiriéndola, pero mucho más alla de eso, reviviendo en ella los tiempos en que aun se podía, sin ser un loco, soñar con la aventura, vivirla incluso; tocar la tierra y vivir en ella, liberar el tiempo sin miedo a que éste acto seguido te golpeé. Ser desnudo, diferente no solo en la mente de un espectador por un simple detalle sino serlo de verdad...

En ese momento, miré avergonzado mis zapatos, más avergonzado aun el reloj, y me resigné a volver de nuevo al trabajo, no sin fotografiar mentalmente la escena y esforzarme en no pensar que en cuestión de minutos ella tendrá que hacer un gesto parecido, deshacerse de la inocencia de sus pies y volver a vivir el cotidiano San Fermín delante de la aguja del reloj.

jueves, 7 de octubre de 2010

¿Qué me queda?

Si como pintor no pude

dibujarte una sonrisa

ni logré, ya no como poeta,

si no como un mero escribiente,

más que un largo silencio

como única respuesta


Si ni siendo cuentista

encontré un final feliz

ni escribiendo guiones

te supe que decir,


si no pude tocarte

ni siquiera como músico

y ni como ensayista

alcancé tu comprensión


¿qué me queda

ya no como artista

sino incluso como amante

además del alcohol

para seguir adelante?

lunes, 4 de octubre de 2010

Antimusa o Por que jamás te escribiré una poesía

Si no te escribo, preciosa,

no te lo tomes a mal,

pero nunca serás mi musa,

para mi siempre serás

la sombra difusa,

la mancha borrosa

con la que la confundo en mis sueños,

el desvelo de mis noches alegres

y el motor de mis empeños

frustrados o por frustrar,

pero no me pidas más...


Pideme una sonrisa, mis pecados,

una noche... o un bocado

te puedo dar un beso,

un silencio o un orgasmo,

soy capaz de interrumpir

con mi cuerpo cálido

un invierno helado,

de darte un trago,

mezclado con whisky,

de mi alma,

de mostrarte el universo

sin sacarte de la cama

pero nunca, y digo nunca,

te podré escribir un verso


porque tú con tu presencia

asesinas al poeta y das vida al artista

me cayas a besos, cuando quieres,

auyentas mis versos, cuando no,

me agotas contigo o por ti

y no admites escusas

cuando me encierras en tu cuerpo

me abres las entrañas

y exiges con vehemencia

ser mi musa...

y te extrañas, y no entiendes

que a lo unico que escribo....

...es tu ausencia

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Noche cerrada

Ella era noche cerrada en unos ojos abiertos,

yo no encontré luna llena para eclipsar mis vacíos,

ella estrellaba los días, yo, me estrellaba en el alcohol...

...y coincidimos en un bar a la hora del olvido


Esa noche tuve la osadía

de abandonar la tradición

de tan pronto como pueda esperar a que se haga tarde

para excusar la cobardía del no decirla nunca nada,

descargué mis complejos en una copa cargada

y la miré sin verla verme sin mirarme,


yo di un paso al frente

y ella me dio la espalda

tan cerca la tuve

que rocé el rozarle la piel

de repente, se volvió,

en un segundo, una mirada,

yo di otro paso adelante,

ella no lo dio hacia atrás

y así la suerte infiel a si misma

esa noche me fue fiel

y yo por mi parte no deje pasar el tren


...y cogí por sorpresa

sus labios de perro de presa

de azucar y fresa

de heridas y sal...


ella se nego a darme un nombre,

a mi se me olvidó el mio,

ella ya no me nombró

y yo la inventé Rocío,


y entre que se encendía la brasa,

que ella no vivía lejos

y que la quería cerca,

acabamos en su casa


Con las copas de quien nunca ha vencido

nos fuimos vendiendo la ropa,

sin si quiera darme cuenta

de que, aunque barata para ella,

me saldría a mí tan cara la compra,


nos enfrentamos sin enfrentamientos,

nos miramos sin miramientos,

nos sentimos sin sentimientos,

y, al terminar la noche,

me echó de allí sin aspavientos,


"A veces hay que ganar para seguir perdiendo"

me vaticinó mientras me iba desvistiendo

lo comprendí la mañana siguiente,

cuando me dejé el corazon en su casa,

mi sueño en el Hades,

la memoría en un vaso de aguardiente

y el sueldo de un año en los bares...


y asi es como, desde que conocí a Rocío,

al llegar las madrugadas,

el corazón solo bombea, por las venas de mi alma,

frío.

martes, 17 de agosto de 2010

Tauromaquia I

La verdad es que yo estaba completamente tranquilo, incluso contento, dadas las circunstancias. Me daba algo de miedo la reacción que pudiese tener Laura, pero la decisión, tras sopesarla una y otra vez, había sido tomada y en ese momento no había nada que pudiese hacerme cambiar de opinión. Era lo lógico e incluso lo sano.

Cuando en un coche empiezan a fallar a menudo las luces, y cuando no son las luces es el motor de arranque o las pastillas de freno o pierde aceite... en definitiva cuando un coche pasa más tiempo en reparación que dando uso y uno se ve obligado a recurrir a coches de alquiler para llevar con normalidad su vida, lo normal es que acabe abandonando su coche y comprándose otro. Pues eso era exactamente lo que había pasado con Laura, todos los días eran nuevos problemas o, mejor dicho, los problemas de siempre ocultos bajo circunstancias cambiantes. El caso es que, cansado de luchar contra el mundo, contra Laura y contra mi mismo, acabe desahogándome, por decirlo finamente, en el hombro de la amiga que me lo ofrecía. Pese a lo claro de la situación, tardé mucho tiempo en darme cuenta de que mi relación con Laura tenía fecha de caducidad, incluso me atrevería a decir que esa fecha ya había pasado hace tiempo. Creo que me di cuenta más o menos cuando conocí a Lorena.

Bueno todo esto no viene a cuento, el caso es que estaba firmemente dispuesto a romper con Laura y empezar una nueva etapa con Lorena. Camino al restaurante donde habíamos quedado porque "teníamos que hablar" no hacía más que repetirme que "si había comenzado a tener aventuras con otras mujeres no era culpa de nadie, simplemente la relación ya no funcionaba e inconscientemente lo sabía y buscaba una vía de escape", "que lo mejor era que ambos entendiésemos que habíamos llegado a un punto de no retorno y que teníamos que retomar nuestras vidas por separado en lugar de seguir haciéndonos daño el uno al otro" y otros pensamientos que reforzaban, quiero creer que por su lógica más que por su insistencia, mi inquebrantable decisión.

Como ya le he dicho mi estado de animo, a pesar del mal trago que me esperaba de inmediato, era bastante bueno, esperanzado como estaba ante la nueva vida que se abría a mis pies. Y así estaba cuando llegue al restaurante, tome asiento y me dispuse a esperarla. Ni siquiera la falta de respeto y consideración que mostraba esa mujer hacia mi haciéndome esperar siempre en torno a media hora cuando se daba prisa me irritó demasiado en esa ocasión. Sin embargo cuando bajo de aquel Toyota, que como sabe no era su coche, y vino con esa cara de cordero degollado que utiliza cuando no sabe como afrontar un problema, ya me olí que la comida no iba a ser como esperaba.

Tras saludarnos, sin siquiera tocarnos y pedir al camarero la comida, esperamos ansiosamente a que nos la trajesen sin atrevernos ninguno de los dos a mirarnos a los ojos. Por fin llego el camarero rompiendo la tensión reinante y trajo mi bistec y su estúpida ensalada para "no engordar" que siempre acababa anulando con media barra de pan por que se quedaba con hambre. Respire profundamente y busque el valor para empezar a hablar, sin embargo ella, esa arpía, esa zorra, si me lo permite, deseosa de ser siempre la primera en todo, me dejo con la palabra en la boca y dijo simplemente fingiendo ser una victima como diciendo lo siento yo más que tú: "hay otro".

Después no se que dijo, sentí como esas palabras resonaban con eco en mis oídos, como me taladraba sin piedad el aire las sienes y se me agolpaba la sangre en el cuello, como se me superponían violentamente los pensamientos en la cabeza uno más alto que el anterior, como se me tensaban todos los músculos de mi cuerpo y.... y... y...

...Y, bueno, señor juez, el resto ya sabe como sucedió...

viernes, 2 de julio de 2010

Café descafeinado

Como quien pide un café descafeinado

pedi un amor sin dolor,

una revolución solo de palabras,

una vida sin pasado,

una cerveza sin alcohol,

sus ojos sin su mirada,

un whisky sin desamor,

una noche sin promesas,

una madrugada sin arrepentimiento,

sin ella algo de calor,

una certeza probada,

o al menos un pensamiento,

y como a quien pide un café descafeinado

me trajeron una taza sin nada

¡Eso si!

Sin azucar y con leche desnatada

miércoles, 30 de junio de 2010

Sueños desde un balcón...

Sueña con lograr soñar,

desde algún balcón de Madrid,

él la mira y no comprende

pero prefiere dormir.


Las farolas ocultan las estrellas

cuando otrora ni el techo ni el sol

la impedieron verlas...


Vuela el recuerdo

buscando el momento

en que perdió las alas,

vela la noche

con velo y cena sin velas,

él ronca... ella sueña...


Quizá trate de visualizar

aquellos tiempos

en que el tiempo era suyo

y no necesitaba más,


Se iba a comer el mundo

y encontró a un chico

más guapo, mejor vestido

más alto y más rico

sin embargo, desde entonces sueña,

cada noche,

con su amor adolescente,

de antes de montarse al dolar

y coger una E.T.S.


Ahora que lo tiene todo

lo vendería por el valor

de dejar de pisar

por tomar los caminos

con solo unos euros en el bolsillo.


Quizá quiera volver a ser capaz

de desnudarse aun con ropa

y vagar de nuevo por el mundo

en lugar de hundirse

en el hielo de las copas.


Quizá tema como yo

que no reabran los caminos

a quienes como los dos

ya hemos sido vendidos,


Quizá desde el balcón

tan solo vigila su propiedad

y el que sueña sea yo

cuando de esta forma

me la quiero imaginar.

miércoles, 23 de junio de 2010

Guerra y paz

De los tiempos de guerra aprendí

a infiltrarme, arropado, hacía tu boca,

por la noche, y disparar a quemarropa,

el placer de invadir tu cuerpo

y de atrincherarme allí.


En los tiempos de paz comprendí

que los besos se ganan o se pierden

que el amor si no se vierte se pervierte

que quien nacio para la guerra,

en la guerra ha de morir.


pero, ahora, en plena guerra fría

siento la sangre no derramada

que no corre por mis venas,


escondemos los dos la piel amoratada

y las cicatrices de guerra que supuran aun penas

y calculamos donde infringir la próxima herida.

lunes, 21 de junio de 2010

Olvidado el olvido

Yo, que durmiendo como el que menos

he soñado como el que más,

ahora busco leña para calentar mis sueños

y solo encuentro versos

que no dicen nada,

creo me he cansado de buscar

estrellas en la madrugada...


Todo por haber olvidado el olvido

de hasta el más nimio detalle

del arco de cupido que dibujas en tus labios

y ahora, no hay quien calle tus pasos

hasta por las calles que no sueles frecuentar

y por las que quizá nunca has pasado...


Ahora, he logrado que el ayer no sea pasado

ni que mañana me espere el futuro,

sino que todo sea un presente contratiempo

contra un tiempo frustrado.


Se que no me queda alma para quererte como antes,

que ya no puedo revelarme contra tu ausencia gritando a pleno pulmón

(a lo sumo, con la mitad sana, tabaco mediante),

que no te puedo dar la vida que he perdido intentando ganármela

y que me falta hígado para seguirte y decirte que esta poesía es para tí...


Pero también se que si no me la juego hoy,

contaré con menos hígado, alma, zona sana

de pulmón o vida para decírtelo mañana...

sábado, 19 de junio de 2010

Ciudades perdidas III (Santiago de Compostela)

Contra tantos pareceres,

estoy más que convencido

de que Santiago pertenece

más al hemisferio triste del tiempo

que al alegre,

de que lejos de ser la meta, es el inicio de un camino

que nunca termina y en el que por mucho que andes

jamas logras avanzar...


La ciudad se asemeja a una crónica no escrita

a un examen de matemáticas a la vuelta de la esquina

al regreso de la inquina y la rutina

al fin del limbo y al castigo de la vida


Es más que una ciudad una aduana

donde vuelven a cobrar los besos filo y dinero

los cabreos realidad y en un pequeño mercadillo

sobre el que se desangra el cielo

además de souvenirs y camisetas

se venden "no me olvides" por "te quieros"


En Santiago no limpia la lluvia

sino que embarra

y a su oficina de correos

solo llegan ordenes de expropiación.


Corre el vino por sus calles

disfrazando de celebración la derrota

y esconde el incienso el olor a abnegación

de chocar contra el suelo tras tanto volar,

se rinden las botas y sus dueños con agujeros y humildad

y finalmente se incineran en las hogueras que no arden

en la piedra de las aceras...

y se acaba muriendo en una estación de autobuses

sin siquiera el consuelo de hacerlo con las botas puestas...


Y en el corazón de la ciudad,

de la ultima ciudad antes de intentar cruzar el Aqueronte...

y naufragar de nuevo en Madrid

yace el hallazgo de saber que no volveré a saber de ti

sábado, 29 de mayo de 2010

Réquiem por una vida no vivida

Que no llegaré virgen a la muerte
es algo que supe desde niño,
demasiadas veces la he quitado el corpiño
demasiadas veces me ha asaltado de repente
a oscuras casi siempre, siempre solo
y, en ocasiones, rodeado de gente
y termina siempre enamorando a mi necrófila suerte.

He muerto casi cada día,
me hundo en la sombra cada noche
y me reencarno algunas mañanas
en un cuerpo similar
pero algo más moribundo
y mucho menos fecundo...
y me pregunto en voz baja
cuando vendrá la final...

Me voy muriendo,
con cada uno de los latidos
de éxitos prefabricados
y besos perdidos
sin fuerza y con la luz
de los sueños fundidos

Siempre inminente, a veces intermitente,
siempre ineludible e internamente consecuente,
encuentro mi pobre consuelo
en no dudar ni un instante
de la unica verdad
que ofrece mi estéril sabiduría,
que volveré algún día
con los pies por delante
cabizbajo y bocarriba
con la vida a la espalda...

sábado, 22 de mayo de 2010

Ciudades pérdidas II (Granada)

Yo, como Alberti,
nunca fui a Granada,
me ha contado el recuerdo
que quizá lo hicé
en alguna vida pasada...
pero que de primavera a invierno
la borró del mapa el viento
y no pudé volver...

Geográficamente lo he logrado,
he vuelto al lugar donde un día
se asentó la ilustre y gran Granada,
sin embargo, salvo ruinas, niebla, vino y barro
-amén de una resaca de más una semana-
no he encontrado nada.

"Lo intentaré llueva o nieve"
me juré sin saber que en ese camino
siempre nieva y llueve.
Al fin, y tras mucho preguntar,
me indicaron donde estaba
y hallé tan solo una ciudad
en la que no alumbra la Alhambra
ni limpian el Darro o el Genil
las manchas del pasado
y no hay puerta que se abra
cuando pregunto por ti...

En todas mis vidas pasadas
perdí la senda de migas de pan
la de sangre caida,
y la de sangre derramada
perdí la rienda corta y el galope largo
he perdido el hambre, el sueño, el hígado
el coche, la fuerza y los sueños...
y aun no me he echo cargo
de que de los besos que me guiaban
solo quedan huesos.

Pero aun me quedan muchas (quizás demasiadas)
y, sea con ilusión mia o robada,
si altas son las torres, el valor es alto:
Entraré en Granada

viernes, 21 de mayo de 2010

Me dicen que vienes y...

...Retumba la artillería,
vibra el suelo y ensordece,
transforma el aire
en esquirlas, tierra y metralla,
y en medio de la agonía,
sobre nubes de humo y polvo,
el sol perece...
el mundo estalla...

Bombardean los aviones
miedo y bombas,
sangra el suelo
y huye la vida...

Avanzan hacía mi los batallones
arma en mano
y a degüello,
al ritmo de los cañones
apuntan a la cabeza
con certera puntería

y tú, te vuelves toda
movimientos de caderas,
sonrisas y alevosía,
y yo, te espero en mi trinchera
desarmado, borracho y solo

lunes, 17 de mayo de 2010

Ciudades perdidas I (Madrid)

(I. Localización geográfica)

Donde el humo del cigarro se funde
con los pensamientos que suspiras
pensando en mí
y juntos se difunden por el cielo
y la contaminación reinante,
ahí empezaba Madrid,
un poco más allá
de donde se para el caminante
de donde separa el banco su dinero
de tus deudas y tus dudas paralizan
a los sueños emigrantes
hacia algun lugar donde descansar
de no hacer nada.
Lo suficientemente acá
como para que le alcance la indigencia
de los que encuentran la solución doble y con hielo
a la escasez de bulas e indulgencias.

(II. Localización temporal)

Madrid empezó en un rincón de la memoria,
si no me equivoco, se bajó de un tren, ya jubilado,
en la estación de Atocha y no volvió a dormir...

(III. Localización actual)

Vaga insomne, todavía, por el Paseo del Prado
buscando los besos de labios ya secos
que cortaban minutos y guiaban a manos
por las avenidas oscuras de un itinerario
tantas veces recordado...

"(...) y tras haber alcanzado, sin quemarse, el sol,
arrastrarse, callao, hasta el rastro"
cómo han cambiado las calles
cuando vagas por ellas sin sus llaves,
ni latina ni retiro que consuele...
cuando princesa deja de ser una calle
para ser algo más que una canción...
cuando ya nadie se sube en delicias
ni se disfrutan las caricias
antes del último adiós...

sábado, 8 de mayo de 2010

¿Qué hago ahora?

De tanta luz que tuve
solo retuve su sombra,
de tanto avivar el fuego
solo me ha quedado su humo
y las reglas del juego
con las piezas perdidas....

¿Qué hago ahora con mi inventario de cenizas,
con las trizas de mi orgullo,
con los desechos de mi cuerpo
y con el recuerdo del suyo?

Pues fumo
y recito versos mal paridos
y bebo
y espero algún aplauso inmerecido
y lloro
estando contigo...
...pero sin ti

y evito ese espejo tan sincero como desagradecido
y entre amigos,
a veces hasta me olvido

domingo, 25 de abril de 2010

A pesares

En plena caida,
aun muy lejos de tocar fondo,
y a pesar de que solo me dejaste
y sólo me dejaste
las aurículas raídas
y los ventrículos cachondos,
un billete de ida,
sin vuelta, a mis heridas
(tanto las que enseño
como las que escondo)
una memoria adicta a la bebida
y quizá una o dos fotos...

... todavía me preguntaba
si mereció la pena
quererte a cambio
de cargar con tu recuerdo
para siempre por mis venas.

A pesar de que
me robaste
hasta el empaste de las muelas
y me dejaste tan desnudo y echo un asco
que desde la última vez que me viste
solo me viste algún despojo de sarcasmo...

... todavía dudaba
si ha sido demasiado alto
el precio a pagar
por esos muchos y escasos
momentos de paz.

Pero ahora por fin soy consciente
del alto coste que me supuso conocerte...
y sin embargo, a veces pienso
que pagaría el doble por volver a verte...