Ella era noche cerrada en unos ojos abiertos,
yo no encontré luna llena para eclipsar mis vacíos,
ella estrellaba los días, yo, me estrellaba en el alcohol...
...y coincidimos en un bar a la hora del olvido
Esa noche tuve la osadía
de abandonar la tradición
de tan pronto como pueda esperar a que se haga tarde
para excusar la cobardía del no decirla nunca nada,
descargué mis complejos en una copa cargada
y la miré sin verla verme sin mirarme,
yo di un paso al frente
y ella me dio la espalda
tan cerca la tuve
que rocé el rozarle la piel
de repente, se volvió,
en un segundo, una mirada,
yo di otro paso adelante,
ella no lo dio hacia atrás
y así la suerte infiel a si misma
esa noche me fue fiel
y yo por mi parte no deje pasar el tren
...y cogí por sorpresa
sus labios de perro de presa
de azucar y fresa
de heridas y sal...
ella se nego a darme un nombre,
a mi se me olvidó el mio,
ella ya no me nombró
y yo la inventé Rocío,
y entre que se encendía la brasa,
que ella no vivía lejos
y que la quería cerca,
acabamos en su casa
Con las copas de quien nunca ha vencido
nos fuimos vendiendo la ropa,
sin si quiera darme cuenta
de que, aunque barata para ella,
me saldría a mí tan cara la compra,
nos enfrentamos sin enfrentamientos,
nos miramos sin miramientos,
nos sentimos sin sentimientos,
y, al terminar la noche,
me echó de allí sin aspavientos,
"A veces hay que ganar para seguir perdiendo"
me vaticinó mientras me iba desvistiendo
lo comprendí la mañana siguiente,
cuando me dejé el corazon en su casa,
mi sueño en el Hades,
la memoría en un vaso de aguardiente
y el sueldo de un año en los bares...
y asi es como, desde que conocí a Rocío,
al llegar las madrugadas,
el corazón solo bombea, por las venas de mi alma,
frío.
que bueno tio! siento comentarte como siempre hago pero de verda q es muy bueno
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