Próximos recitales

ninguno programado

martes, 29 de marzo de 2011

La vieja prima

Parece que suave, sigilosa, cautelosa, tímida,
entra la primavera
en nuestros nidos de cemento.

Quiere teñir la bóveda de celeste
pero sin forzar la pincelada
por eso elige la gradación de colores
de más oscuros a más claros,
quiere entrar la vieja prima
que prefiere no alterarnos
bastante tenemos ya
con los cambios cotidianos,
primero llamará a la puerta
y esperará a que la abramos
más sólo la escucharan
el jilguero y el naranjo,
ella es fiel trabajadora
cumple todos los años
ya sea el de las vacas gordas
o el de flacos sueldos para el rebaño.

La primavera se desliza sutil
por las gargantas de los borrachos
que embriagados de vida van
sin haberse percatado.

domingo, 27 de marzo de 2011

Tutto


Entre tus botas y las mías de gato
hemos pateado eufóricos el corazón de la bota,
con el tercer ojo de la amistad
el ente tricéfalo amaneció con fuerza
que como sabemos está en la calma
en la calma de quererte y hacerlo muy lento
en la calma de cambiar el mundo
de a poco y con los pocos.
Los educadores italianos
como los de la película
como los que nos creemos por las calles romanas,
son San Pietro, son la piedra sobre la que edificar
la revolución serena de este siglo del amor.
Mírame como una niña y confiaré
en que todo sucede por algo,
todo es cuestión de probar
y todo va a ir bien.
Todo fue nada
y nada será todo
pero mientras tanto, la vida
no para de tejer.

martes, 22 de marzo de 2011

El desfile de los sentidos

Los ojos de este suelo me observan
mientras camino con cien corazones.
Trato de escapar al óxido del feto viejo.

Trato de formar parte de este gran baile
de este fuego de intenciones;
aunque a veces de ceniza,
la nuca arde en ojos
y el corazón quiere ser uno.

Espero al ciclo, lo busca mi meñique,
pero mi sexo no existe, encogido
ante el desfile de los sentidos
por las calles
ante el amanecer de la esencia
por las calles
desnudas de escaparates
desnudas de espejos.

Miro de frente y de dentro.
El óxido va amainando.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Las víboras y la burbuja

Afuera silban las víboras
empapadas del aguacero.
Adentro se derraman los fluidos
que son ofrendas
a la Diosa del Amor.

Afuera se escuchan los gritos
de los profetas del fin del mundo.
Adentro se oye el silencio
del universo profundo
cuando chocan dos galaxias
y se fusionan sus centros.

Afuera silban las víboras
aúllan los lobos
muerden los perros.
Adentro tus mejillas
se posan en mi pecho
sondeas mi corazón
y te ves en un espejo.

Afuera las pesadillas
son más reales que los sueños.
Adentro los sueños son
más reales que tu pelo.

jueves, 10 de marzo de 2011

Gracias

Si hay más mujeres lindas que estrellas en el firmamento,
pero ninguna brilla como tú.
Si despertarme entre tus brazos es como renacer cada día.
Si acostarme entre tus brazos es como morir de alegría.
Si ningún plato que hagas sabrá mejor que cada beso o cada palabra.
Si no creo en el Proyecto de Cooperación para el Desarrollo
con Enfoque del Marco Lógico
cuyo objetivo general es Cambiar el Mundo,
salvo cuando te veo con los niños realizando alguna actividad.
Si uno más uno tiende a infinito cuando estoy a tu lado.
Si la vida es sencilla desde que una gaviota nos lleva sobre sus alas...
Entonces sólo me queda deciros,
al universo y a vos
a la vida y a vos
o a Dios y a ti:
gracias.

domingo, 6 de marzo de 2011

Contradicciones con sentido

El ser humano es un ser social
no es una serpiente
no es un oso
no es un leopardo
el ser humano es un ser social
es un mono
es un elefante
es un delfín.

Para el capitalismo el ser humano es un ser individual
no es una cebra
no es un pato
no es un flamenco
el ser humano es un ser individual
es un tigre
es un escorpión
es un búho.

Por lo tanto el capitalismo iría contra la ley natural...
¿Y por qué ha triunfado?

Porque el ser humano es un ser social
que imita a la muchedumbre
aunque no sepa muy bien a dónde va
pero es que el ser humano también es un ser individual
que piensa por sí mismo
y que el mundo va a cambiar
empezando por su cuerpo
y siguiendo por los demás.

(¿Dónde está el sentido? El ser humano es un ser social e individual, lo que pasa es que el capitalismo saca lo peor de ambas facetas: el borregismo y el egoísmo.)

sábado, 5 de marzo de 2011

El tocayo de las perdidas

El tocayo de las perdidas
no ha perdido la mordiente
por los planes de vida alternativa
Colón navega a contracorriente.

A veces asoma su semblante
de duro espartano por la red
para sacudirnos de tanta desidia
de los correos que mueren de sed.

Tocayo no es un bloguero
ni un artista de la palabra
pero sus palabras cuando las suelta
están a prueba de rajadas.

En los bares de Malasaña
o en alguna discoteca indie
tocayo se inventa nuevos bailes
y habla con curiosas americanas.

Él pertenece al mundo real
sabe lo que es ganarse la plata
como se ganó a esa chilena
cuando ya nadie por él apostaba.

El tocayo de las perdidas
no ha perdido la mordiente
por ser el artífice de su vida
Colón navega a contracorriente.

jueves, 3 de marzo de 2011

Sol de invierno

Flop. ¡Me ha caído una gota de agua! No puede ser, si estoy en clase... Flop. Vaya pues está lloviendo. Levanto la cabeza y veo como una lluvia imposible cae del techo de la sala. ¿Bea lo estás viendo? Mi compañera del curso está atónita ante lo que ven sus ojos y lleva un rato sin escucharme. No para de llover, es un espectáculo sereno pero constante donde las gotas de agua son intrépidos paracaidistas que se lanzan desde aviones invisibles. No es que me considere una persona especialmente racional o científica, pero ver llover en un recinto cerrado rompe todos mis esquemas. Y mientras sigo cavilando, la clase ya es una piscina. Flop, flop, flop. El agua me llega a la cintura y no tiene visos de parar. Cierro los ojos para sentir la lluvia en mi cara y al abrirlos estamos todos, incluida la sonriente profesora, con un mono de buceo de los de los documentales, con su correspondiente escafandra. Increíble, parece que el director de este cuento surrealista ha caído en todo. Mientras la profesora se sumerge en una compleja disertación, salgo por la ventana a ver el mundo. Las calles del centro, totalmente anegadas, me recuerdan a los tantas veces imaginados vestigios de la Atlántida. No reprimo mi curiosidad y busco los túneles del metro. Me siento como esos valientes espeleólogos en busca de tesoros submarinos, sólo que esto es una ciudad, y los tesoros no son más que ratas y tuberías. Ante tal decepción, se me ocurre una idea mejor: salir a la superficie. Con lo que ha estado lloviendo, debe estar a casi 100 metros del suelo. Así que subo, con la idea irrefrenable de ver los rascacielos de Madrid convertidos en faros flotantes. Sin embargo, una vez rebasado el umbral marino, lo que me llama la atención es una isla en forma de OVNI: será el Faro de Moncloa. Como en mis mejores tiempos en la playa, nado a toda velocidad para llegar a la ansiada boya. Una vez arriba, me sorprende ver a unos despreocupados supervivientes jugando al mus, parece que las viejas costumbres universitarias no se pierden, ni aunque haya diluvios universales. En estas, que me quito el disfraz de Jacques Cousteau y rebusco en los bolsillos de mi chaqueta a ver si tengo algún garbanzo con el que sumarme a la partida. Lo que encuentro son algunos apuntes que se salvaron de la lluvia y con ellos construyo un barquito de papel con el que navegar en busca de aventuras. Dejo que me lleve el viento. A lo lejos, diviso otra embarcación que viene directa a la mía. Cuando se aproxima, veo sus ojos de azabache y su piel de leche de pantera. Hasta que se estrellan nuestros barcos, entonces nos sumimos en un abrazo infinito que nos permite levitar sobre aguas turbulentas. Levitando llegamos hasta una enorme gaviota que nos ofrece sus alas como alfombra mágica. Tú como Jazmín y yo como Aladín, cantamos y recorremos el mundo desde el Tíbet hasta Palestina. No se ven pueblos oprimidos abajo, sólo un desierto azul. De nuevo volvemos a Madrid y la gaviota nos deja sobre el Faro, con un curioso regalo: una pajita. Sin pensármelo dos veces, comienzo a absorber el inmenso mar hasta que no queda ni una gota y la superficie vuelve a estar a la altura de la acera. La humanidad vuelve a su quehacer cotidiano, pero algo ha cambiado en su engranaje. Hay ciertas cosas que ahora son innecesarias. Vuelvo a la clase de Cooperación para el Desarrollo y resulta que ahora se está enseñando papiroflexia, un arte desde luego muy útil como se ha visto anteriormente. Luego salgo a la calle y veo que las comisarías, los juzgados, los bancos y los cuarteles, se han quedado sin gente a la que multar, condenar, robar o matar. ¡Qué chévere! Como diría la canción de Platero, “parece que el mundo funciona”. Así que vuelvo a mi casa, en un aluvión de felicidad, y busco en Internet ofertas de trabajo: ni una. Resulta que trabajar también será innecesario. A las 3 de la tarde quedo contigo en la Puerta del Sol para extender nuestras esterillas y tomar, cual lagartijas, el deseado sol de invierno.

martes, 1 de marzo de 2011

Los Hijos de la Libertad

(A Madre Tierra)

Cuenta una “corriente esotérica” que la historia del planeta está escrita en una biblioteca que se oculta en una ciudad intraterrena. Y cuenta mi leyenda, que en el comienzo de los tiempos se produjo el gran encuentro que daría lugar a la vida: Madre Tierra y Padre Cielo unieron sus realidades en un lejano día de hace 4600 millones de años. Madre Tierra velaría por el bienestar físico de sus criaturas, mientras que Padre Cielo las observaría desde lo alto, procurando su despertar espiritual. Ambos seres tuvieron dos retoños: hija agua e hijo aire. La niña, el ojito derecho de su papá, se propuso fluir desde la Tierra hasta el cielo, en un ciclo ininterrumpido hasta el fin de los días, con la gracia y sutileza de cualquier mujer. Por su parte, el pequeño aire, surgió del aliento vital que emanaba de las grietas y oquedades de su madre, él quería ser el viento de los hombres, el viento del pueblo. Ambos, Hijos de la Libertad y por tanto del amor verdadero, supieron desde el primer instante que su destino era volar: cuando aire volaba se formaba el viento y cuando su hermana lo hacía surgían las olas. Con el paso del tiempo ellos también se hicieron mayores y conocieron a otras mágicas presencias, con las que tuvieron descendencia. Y fue en ese baile eterno de futuras generaciones, en la mezcla de diferentes caracteres y elementos, que nacieron las primeras especies que poblarían el planeta, constituidas de algo insólito. Sería de la fusión de vientos y estrellas, de la unión de ríos y montañas, que se formaría la estructura más perfecta hasta entonces concebida: la célula. La célula no tenía conciencia de sí misma, pero sabía que trabajaba para un fin mayor, el correcto funcionamiento del organismo en el que habitaba. Y miles y trillones de fusiones posteriores, se produjo el gran milagro: la aparición del ser humano. Este, que no era sino una célula del planeta con conciencia de sí misma, se cegó en la vanidad que le suponía ser consciente de su existencia y olvidó su origen. Olvidó que era una célula de un organismo mayor y que estaba interconectado con sus hermanos. No sería hasta los albores del siglo XXI, que algunos seres humanos recordaron su lugar en el cosmos. Recordaron el sentimiento de formar parte de un todo, su común unión con la vida, el universo y la anciana esfera que los cobijaba. Recordaron de tal manera, que llegaron a un concepto más amplio de sí mismos, trascendiendo los límites de su cuerpo y expandiendo su conciencia. Ellos eran los descendientes de Madre Tierra y Padre Cielo, eran los hijos de los Hijos de la Libertad y por tanto del amor verdadero, ellos eran, en definitiva, el resultado de la fusión de los ríos y las montañas, de la lluvia y del fuego.