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domingo, 29 de noviembre de 2009

El clásico

El mundo mantiene el aliento
durante noventa minutos
no es la hora y media del planeta
es el opulento negocio del fútbol.

El clásico lo llaman
ahora el derbi le dicen unos
las hormiguitas en el anfiteatro romano
donde lo que más se oye
es el grito de los urnos.

Me sé de otros clásicos
de la civilización que padecemos
que por amnesia intencionada
los borra como mal recuerdo.

El de los diecisiete mil niños
que a día de hoy han muerto;
se los llevó el hambre
¡Si hay para todos alimentos!

El de los trabajadores explotados
en las fábricas de los carceleros
esas vidas sacrificadas
por la gloria del libre comercio.

El de las mujeres encerradas
por el burca y el miedo
por hombres que no son hombres
si ponen verjas al cielo.

Y puñados de clásicos más
que sangran nuestro tiempo
pero amigo no te inquietes
que aún van cero cero.

La espera

Toda espera ensconde
oro en su interior.

Valiosa espera.

Pero el presente tienta.
Así que gastaré mis joyas
y saldré, permitiendome
no ser razón o juez.
Ser lo que he sido siempre,
desde su vientre.

Saldré, y haré de este furor interno
un grito,
extenderé los brazos
desde mi centro,
vertiendo savia entre mis dedos.

Los regalos de todos los ojos
acariciaran los vientos.

Mientras,
me escucho latir,
atrapada en esta espera
que esconde oro en su interior.

sábado, 28 de noviembre de 2009

La leyenda de Ojos Grandes

- Cuéntanos sabio Singht alguna historia que hable de aventuras interestelares.
Como cada equinoccio de primavera, los habitantes de la aldea se reunían en torno a una fogata para escuchar los cuentos y leyendas de los más ancianos del lugar.
- No sé, hijo mío. No recuerdo ninguna... Aunque pensándolo bien si que conozco una leyenda que habla sobre el universo y que me la contó mi abuelo como a él se la contó el suyo.
- Por favor, cuéntanosla.
- Está bien, os contaré la leyenda de Ojos Grandes.
- ¡Viva! - Dijeron a coro los niños presentes aquella noche.

“Pues todo comenzó hace diez mil años en nuestro vecino planeta Tierra. Una joven llamada Naira, que en alguna lengua antigua significaba de ojos grandes, amplia visión, nació en un momento de crisis histórica de su civilización. Y no pudo ser más acertado este apelativo con que se vino a llamar. Cuando el sistema económico mundial se resquebrajaba por su exceso de libertinajes y egoísmos, la gente, mejor dicho, una parte de la población, comenzó a organizarse para crear algo nuevo, basado en el respeto a la naturaleza y a sí mismos: véase derechos humanos, reglas justas de comercio, economía solidaria, reinventar el desarrollo sostenible más allá del bonito y malgastado término, soberanía alimentaria e incluso nuevos partidos políticos en los que la mayor virtud no era el perfecto uso de la palabra, sino la capacidad de ser buena persona. Es decir, que simultáneamente convivieron dos maneras de entender la vida y el mundo.
Trágicamente, los que ostentaban el poder, no permitieron el cambio de paradigma y fueron eliminando poco a poco a las cabezas visibles del nuevo movimiento, entre ellos Naira. Eliminada la esperanza, la civilización se sumió aún más en un profundo caos: guerras por los recursos, crisis humanitarias debido a la creciente desigualdad en el reparto del pastel, brotaron las xenofobias como consecuencia de las migraciones masivas y lo peor de todo, el aumento de los desastres naturales como consecuencia del cambio climático y la incapacidad de los gobernantes por llegar a un acuerdo drástico para atenuarlo. Algunos aseguran que nosotros somos los descendientes de los pocos terrícolas que lograron escapar de la autodestrucción...
Volviendo a nuestra heroína, al morir fue a parar a la Isla de los Dioses. Es el lugar que emerge de las tres dimensiones del universo para situarse en una cuarta dimensión, dónde se anulan los conceptos de espacio y tiempo. Allí se pueden vislumbrar todos lo universos, encajados en canicas. De vez en cuando, aunque allí no existe esa expresión, los dioses revisan sus universos: que mi universo se está expandiendo adecuadamente, que el mío no me crece lo suficiente, que si el mío no se contrae como debería... y tienen grandes discusiones los creadores de cosmos, sobre cuestiones que van más allá de la metafísica y que no somos capaces de imaginar.
Entonces llegó Naira, es su forma etérea, a aquel lugar o no lugar. Primeramente observó maravillada la danza de los universos. Al acercarse a las diminutas canicas se podía ver desde la rotación de los planetas hasta el majestuoso movimiento de las galaxias. Parecía no estar nada estático en todo el cosmos.
- En efecto - dijo uno de los dioses que acababa de aparecer.
- ¿Dónde estoy? Esto parece ausente de todo, de gravedad, de movimiento, de tiempo... ¿Dónde estoy?
- No te inquietes “Ojos Grandes”, que podrás preguntar todo lo que desees. Estás en la Isla de los Dioses, allí donde, o más bien no donde, jajaja qué gracioso invento éste del espacio, van los que han cambiado su cachito de universo, en tu caso tu cachito de mundo.
- Pero si no pude conseguirlo, no logré cambiar el mundo, no lo logramos, nos mataron a casi todos.
- Sí y no...
El risueño dios atrajo la bolita del universo en el que vivió Naira y le mostró imágenes de su tiempo. En ellas aparecían personas que vivieron con ella y a las que ayudó y trasmitió el mensaje revolucionario. Poco después se les veía subirse a una nave espacial y viajar hasta otro planeta.
- ¡Marte, ese es Marte!- gritó la antigua Naira exaltada.
- Sí, así es como lo llamáis.
Tras aterrizar en el rojizo planeta se instalaron como pudieron, descongelaron el agua que pudieron y se adaptaron de la mejor forma posible. Aceleró las imágenes como si se tratara de una película y las paró en un algún futuro. En él se veía a los nuevos marcianitos viviendo en paz, en perfecta armonía con la naturaleza, en una sociedad que se asemejaba a las utopías con las que soñó Naira y las personas de su tiempo.
- No puedo creerlo...
- Pues es así. Tu humanidad aprendió después del dramático error, por eso vuestras luchas no fueron en balde, sembrasteis una semilla que permaneció latente hasta que brotó en la primavera marciana. Ninguna lucha por mejorar la sociedad queda en nada, se consiga o no, es un ejemplo para las generaciones futuras, que en algún momento de ojos grandes recogerán el testigo. El cachito de mundo que cambiaste, que cambiasteis, fue una gotita de agua infinitesimal pero imprescindible, sin la cual no se hubiese colmado nunca el mar de la fraternidad.
- Sí, pero no salvamos el planeta, mucha gente murió...
- Es cierto, pero tú hiciste todo lo que estaba en tus manos, por eso te hemos regalado esta visita a nuestra Isla, para que conozcas nuestro secreto y nos preguntes las dudas más profundas que te hayan surgido durante la vida.

- Qué triste y a la vez feliz me siento por mi pueblo...
- Lo sé, pero no pudimos hacer nada, sólo creamos.
- Ya...- Ojos Grandes hizo una pausa para asimilar tantas emociones y después prosiguió con la conversación- . Pues me gustaría preguntar cuál es el sentido de la vida.
- ...
- ¿ No lo sabes?
- Verás, se me olvidó decirte que puedes preguntar todo menos eso, jajaja perdona pero es que soy un dios despistado.
- ¿Por qué?
- Porque no lo entenderías y además es algo que debes descubrir por tí mismo/a a lo largo de tus existencias.
- No lo he descubierto todavía.
- Ya, pues sigue jugando.
Inmediatamente el dios la mandó a una nueva existencia, esta vez en otro universo, más que nada por variar, y concretamente a un planeta con unos niveles de conciencia de la sociedad mucho más avanzados.”


- Fin
- ¿Ya está? ¿Qué leyenda más rara? No he entendido ni lo de soberanía alimentaria, ni metafísica, ni niveles de conciencia... y ¿Qué es eso de la economía solidaria? – preguntó uno de los chiquillos.
- No te preocupes pequeño, algún día te lo explicarán en la escuela y te acordarás de esta leyenda. Pero me alegro de que me preguntes, nunca dejes de preguntar.

sin exito

Llevo unas cuantas horas
mitad borracho, mitad cuerdo
intentando recitar un beso,
y si he de ser sincero,
creo que no lo recuerdo

without title

Hoy me siento con fuerzas para comerme el mundo:
para hundirme por un segundo en lo mas profundo
de tu mirada y salir sin un rasguño...
ni nada de nada

Hoy me siento capaz de decir al capataz
que abandono el curro y tocar con mi guitarra
canciones de los de marras en lo más oscuro
de las calles de brighton,

y de decirte, tras el quinto vino tinto,
que te aprecio y que no pongo precio
a los años sin ti, ni mucho menos
a los minutos contigo,

Y de mandar a tomar por culo
toda la adrenalina que corre por mi sangre
pues ya tengo heroina
que me active y que me salve

y de contar los kilometros que me separan de tu cama
y descubrir que no son nada comparado con las ganas
que tengo de reccorrerlos

jueves, 26 de noviembre de 2009

¿Y si los sueños se van?

Y si los sueños se van,
¿qué nos queda?
Acaso los despojos
de risas lastimeras,
acaso viejas fotos
de lúcidas ideas
o tal vez los castillos
frágiles de arena
que inocentes manos
erigieron
en su edad más tierna.

Escaleras al cielo
de podrida madera
astillas que se clavan
en la piel indefensa.
Números sin sentidos
palabras sin letras .
Mundo desconocido
más y más secuelas...


¿Y si los sueños se van?
¿¡Y si se fueran!?
¿Dónde están las horas
de reposada siesta?
¿Én que rincón los restos
de mis escaleras?
¿Y las fotos gastadas
que hice a mis ideas?
¿En qué playa se halla
de mis castillos su arena?


¿Y si los sueños se van...?

¿Y si se quedan?

Carla.

Paredes de papel

Me congratulo en presentar este precioso cuento (junto a su genial escritora) titulado Paredes de papel. He modificado levemente el relato con alguna coma aquí y allá, todo de forma filológica y sin alterar en absoluto este cotidiano e íntimo relato tan fantásticamnete escrito por su autora. (Espero, Inés, que no te ofendas por ello).
Inés es una nueva amiga (podreis verla en persona aquellos que vengan el viernes al Mareas) que conocí gracias a Jone, pues comparten estudios (Ingeniería Aeronaútica) y procedencia (Vizcaya). Nacida hace veintidos años en Yodio, cuna de la célebre escritora Espido Freire, Inés nos mete de lleno, con este relato, en los miedos, esperanzas e ilusiones de una joven que viene a Madrid a estudiar dejando a su novio en el País Vasco. Utilizando el monólogo interior como motor de la historia ,al estilo de escritores tan ilustres como Virginia Woolf o James Joyce, vamos saltando de recuerdo en recuerdo,vamos conociendo un poco más a la protagonista de la historia al mismo tiempo que se va conociendo ella misma, que va comprendiendo su vida, "aconsejada" por unos vecinos sin cuerpo pero con voces.
Espero que os guste. (Por si quereis saber más de Inés, próximamente colgaré un link de su blog, donde cuelga sus fotos e impresiones literarias).


www.flickr.com/y_despues
(este es su blog) asi q kien kiera saber más de inés....





Él me regaló esta máquina de escribir. Cuándo desenvolví el regalo y vio cómo me emocionaba dijo:

-Tú querías escribir cuentos, ¿no?

Han pasado ya unos meses desde la primera hoja de papel que pusimos sobre la máquina y, sentada en sus piernas, a cuatro manos, escribíamos nuestros nombres y algunas frases sin sentido. La tinta de la máquina se ha secado. En el fondo del cajón guardo la lista de miedos que hice un día antes de venir a vivir a Madrid. Hablamos cada noche, hablar con él se ha convertido en un juego autodestructivo; las normas del juego consisten en hacer ver al otro lo mal que se encuentra y lo culpable que es el otro jugador de las penas de uno mismo. Esta noche yo he perdido. ¿Hago como Neruda y "sonrío radiosa si su boca me hiere"? He decidido meterme en la cama y llevar a cabo los ejercicios de relajación que leí en una revista. Después de unos minutos me rindo, conmigo debe ser que no funciona.

Mi habitación, que se encuentra en un extremo del apartamento, hace pared con el salón de mi vecino de al lado. Su despertador me despierta a las 8 de la mañana todos los días, también escucho como su perro araña la pared y las noches en las que juega el Atlético de Madrid, me quedo dormitando en el salón. Este primer mes que llevo en el nuevo apartamento apenas le he oído hablar, por lo que supongo que vive solo. Esta noche, sin embargo, ha debido de organizar algún tipo de cena con dos personas más y decido combatir mi insomnio mezclándome silenciosamente en la conversación al otro lado de la pared. Deben de haber descorchado más de una botella de vino porque en sus voces noto la dificultad de articular alguna palabra. Descubro que son compañeros de trabajo y que a causa de la crisis, la empresa de electricidad donde trabajaban ha decidido hacer recorte de personal y les han mandado a la calle. En algún momento brindan por ello. La conversación empieza a girar en torno a lo personal y mi vecino se empieza a lamentar por todo lo que le viene encima: no tiene agua caliente, le han quitado la furgoneta, debe un montón de dinero por algunas multas y su novia brasileña lo tiene muy difícil para venir al país. Poco a poco la conversación se apaga y yo me quedo dormida.

Jon y yo seguimos con nuestros rituales nocturnos. Me cuenta lo mal que lo pasa en la empresa de su padre donde ha empezado a trabajar.

-No sabes lo mal que lo paso, mis compañeros me miran con recelo por ser el hijo del jefe... y además a mí esto no me gusta. Yo lo que quiero es tener un grupo y…
-¡Ya estamos Jon! ¡Pero si tú no sabes ni tapar los agujeros de una flauta!
-Joder, siempre igual, ¿podrías animarme un poco, no?
-¿Animarte? Yo te digo la verdad, y ¿quién me anima a mí?
-Eres una egoísta. Venga, duerme bien.

Cuando me cuelga de esta manera me dan ganas de tirar el teléfono por la ventana. Pienso en mi vecino (del que me doy cuenta que no sé su nombre) y pienso en cómo él puede ser oyente de mis conversaciones. De repente, se oye al otro lado de la pared el sonido del teléfono. Al cabo de un rato me doy cuenta de que no es un teléfono, debe de estar manteniendo una videoconferencia con su novia desde Brasil. Apenas puedo entenderla bien, la distorsión de los altavoces y su acento me lo ponen difícil; sin embargo, a mi vecino le escucho perfectamente y descubro en él un carácter dulce y cariñoso. Echa mucho de menos a Carol, se lo dice constantemente.

Empiezo a recordar la conversación con Jon y pienso en lo mucho que echo de menos que se muestre cariñoso conmigo, apenas dice que me quiere. Ella le ha debido de pedir algo de dinero porque mi vecino le dice bastante derrumbado que sólo le puede mandar veinte euros. Le empiezo a notar nervioso, le dice bastante bruscamente que él sabe de gente que se mete en los barcos de ricos jubilados aventureros y, a cambio de ayudarles en el barco, cruzan el charco "¡Que vayas al puerto, Carol! Joder, que ya no aguanto más, que necesito verte ya…"
El ordenador se apaga, yo cierro los ojos.

Me despierto con el sonido del despertador de mi vecino y fantaseo con la idea de que siguiésemos movimientos simétricos con respecto a la pared que nos separa. Ambos, mientras nos vestimos uno de espaldas al otro, pensamos en la tristeza que nos produce querer a alguien en la distancia. A lo largo del día pienso en Carol, ¿cómo hará ella para que mi vecino le muestre esa debilidad? ¿Qué tendría que hacer yo?

Llega la noche y Jon parece que no me llama, pienso en que la distancia que nos separa tiende asintóticamente al infinito y esto me ahoga. Me doy cuenta de que aunque haya momentos en los que puedo estar alegre, mantengo con la felicidad una relación que me recuerda a los experimentos que hacía de pequeña con el mercurio del termómetro; lo tocaba con los dedos y cuando lo agarraba se escurría gelatinoso alejándose de mí.

Zambullida en la melancolía, la voz de mi vecino se enciende y yo me meto en la cama a escucharle, sus conversaciones se han convertido en las nanas que nunca escuché siendo pequeña. Parece que la impaciencia de mi vecino por ver a Carol ha llegado al límite, tramita con ella por teléfono la compra de un billete de avión para el día siguiente. Me alegro mucho por él, es lo que necesita. Yo necesito a Jon y sin embargo no hago nada por saciarme. Decido coger el teléfono y llamarle, al ver que no me coge, le escribo un mensaje: Tengo muchas ganas de verte.

La llegada de Carol se ha hecho notable en el vecindario. Fanática de la samba, riega de ritmo la escalera y su ropa interior da un toque de color al tendedero común. La silenciosa casa de mi vecino se ha convertido en una continua pista de baile, la música suena a todas horas e imagino a Carol haciendo las tareas de casa moviéndose al ritmo de Celia Cruz. Quizá quiera ser bailarina y pruebe suerte aquí. Suena el timbre de casa y me apresuro a abrir la puerta.

-Hola, soy Julio, tu vecino de al lado. Creo que esto es vuestro.

Me paralizo y balbuceo un “gracias” que me sonroja. Me muestra el pase de metro de mi compañera de piso que, con las prisas, ha debido de perder en el pasillo de la escalera. Quizá él espera algún tipo de presentación que yo esquivo por miedo a que con mis palabras delate la cercanía que su voz me provoca. Su perro empieza a ladrarme, yo le sonrío y cierro la puerta. El sonido de su puerta hace eco del mío e imagino a Julio agarrando por la cintura a Carol mientras oigo cómo le dice:

-He ido a María Pandora a preguntar, dicen que están buscando gente y que si quieres pases el lunes a preguntar.

María Pandora es una local cercano dónde seguramente esté pensando en trabajar como camarera. Aún así yo estoy convencida de que Julio ha ido a buscarle trabajo como bailarina en alguno de los espectáculos que suelen organizar. Julio confía en el talento de Carol.

La relación de simetría con la que me siento unida a mi vecino empieza a distorsionarse y veo en Julio cualidades que envidio y quiero adoptar. Entiendo estas cualidades como el secreto de que se les oiga tan felices.

Jon, en alguna ocasión, me ha confesado su deseo de dedicarse a la música, pero apenas sabe leer un pentagrama. Debo reconocer que siempre que saca el tema me muestro muy crítica con su faceta artística, no con el fin de ridiculizarle, sino pensando en que podría llevarse una gran desilusión si no le saliese bien.

La música de Carol y Julio empieza a sonar cada vez más alto y el sentimiento de culpa empieza a apoderarse de mí. Jon siente que no puede contar conmigo. Decido coger el bolso y salir de casa. Cruzo la calle Bailén hasta llegar a la Plaza de Oriente. El sonido de los acordeones que durante los últimos días sonaban desafinados, me va marcando el ritmo hasta llegar a una tienda de música en frente del Teatro Real. Echo una ojeada a los artículos de la tienda buscando alguno que me llame la atención. Entre brillantes saxofones y elegantes violines veo un expositor con triángulos. Me quedo mirando y pregunto al dependiente por el precio.

-Está bien. Me llevo uno.

Con el triángulo en el bolso me acerco a la oficina de envío de paquetería de la calle Arenal y en un sobre acolchado escribo la dirección de Jon. Sin soltar el bolígrafo, le pido por favor al hombre que me atiende un trozo de papel.

Y tú querías ser músico, ¿no?


INES

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Ciudad fantasma

Me despierto. No hay nadie en casa. Se habrán ido mis abuelos, no sé a dónde. Y como cualquier mañana me lavo la cara, desayuno, pero impulsado por qué sé yo, no me quito el pijama. Y salgo a la calle. Descalzo. No hace frío, mis pies acarician la acera. Y cojo el metro. Nadie. No he visto a nadie todavía. Y sigo. Me bajo en ciudad universitaria que hoy se debería llamar ciudad fantasma. No está ni el violinista ni la taquillera ni el quiosquero ni los de los periódicos ni la escandalosa masa humana de todas las mañanas. Nadie. Sólo yo, y cada vez más el miedo. ¿Estoy muerto? ¿Qué ha pasado con el resto? Voy a clase. Y el profesor no aparece ni mis compañeros. Era de esperar. Y pasan los segundos que pesan como siglos. Ansío ver a alguien, salir de esta delirante soledad. Las 11. Recuerdo que quedé contigo en la biblioteca. Me acerco. Cada vez más calor. No sé de dónde viene. Casi me abrasa, pero la piel se mantiene intacta. Me acerco. Y de repente, un sol. Mejor dicho, otro sol. Otro a parte del de arriba. Este a la altura de mis ojos que como dos planetas orbitan en torno a la estrella. Y ya no siento miedo. Olvido la ausencia de autómatas, de carreras, de odios, de miserias, de preocupaciones, de colas, de empujones, de prisas, de rabias, pero también de personas, de amigos, de conocidos, de desconocidos, de vida, de muerte, de calor humano. El sol de ojos claros mirada serena y sonrisa fácil clava sus rayos en mi corazón. Y olvido todo lo demás. Sus rayos besan mi cara. Me despierto.

Vivere

Vivere è volare, vivere è cadere
perchè solo comi che sfiorò la terra
sepe apprezzare
la belleza e la fragilità propie del volo.

Vivere non è bianco, vivere non è nero
vivere non si riassume
nè ma formule,
nemmeno è qualcosa sempre di certo.

Tuttavia e nonostante ciò,
sappiamo della certeza della poesia
della certezza del pensiero
dell’interminable dubbio che sostiene il nostro alito.

Sappiamo della musica, colore della vita,
che muove con luggi matematiche
qualcosa cosi libero come il sentimento.

E che dire dell’amore,
qualcosa che nè i saggi intendono,
capace del sogno più bello
e dell’incubo più delirante.

Nemmeno qualche audace filosofo
si attenterebbe a domandarsi
Perchè vivere? Perchè la vita?
Non saprebbero trovare la risposta.

Pero non per questo smetto di vivere,
con maiuscole
senza paura ne credo
e non vacillo nell’affermare...

Che vivere è volare, vivere è cadere
perchè solo comi che sfiorò la terra
sepe apprezzare
la belleza e la fragilità propie del volo.

martes, 24 de noviembre de 2009

Sólo verte

Quiero y no puedo
verte, sólo verte
olvidar tu resplandor
verte, sólo verte.

Olvidar la luna nueva,
flor negra del peral;
esperanza y miseria
rueda,
que no cesa de girar.

Quiero y no puedo
mirarte y ver tus ojos
no los soles gravitatorios
mi enfermedad y antojo.

Quiero y no puedo
verte, sólo verte
como una mujer, no más
verte sólo verte.

C'est la vie

La vida es más compleja que una rápida simplificación.
La vida es más compleja que una cómoda generalización.
La vida es más sencilla que nuestras barrocas elucubraciones.
La vida es más ancha que los blancos o negros.
La vida es vida cuando comenzamos a VIVIR.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Las dos estaciones

Una infusión
y el calor
del radiador
hacen que me sienta protegido,
en este armario
con polillas de invierno
de mantas roídas
por ese mágico verano
que espero.
Y esa lluvia que no hiele,
y ese frío que no moje
el fuego perfumado
que me tiene calentito,
solo,
pero a la vez a tu lado.

Suite

Recoge la miel
al sol de la compañía,
porque es mejor
mirarte al espejo cada día
con un reflejo
de dignidad,
y un rimel dorado
del color humanidad.

Réquiem

Sotanas de flores
quiero que se pongan
esa gente triste
que piensa
que la vida es una obra.
Un dios,
que te lleva al hastío.
Malo y pequeño.
Mira a las ventanas
y observa
la savia de los árboles;
cómo fluye
buscando luz,
el cielo,
y esa pequeñas partículas
que dan forma
a nuestros sueños.
Redondez extrema,
vagante hierra en tus mejillas interna en tu rostro.
Recojo con mis ojos los despojos de las expresiones vagas
Inerte tu piel lisa,
cascarón
Transpiran por ella los humores de tu cuerpo
Descienden, traspasan su límites

Redondez ovalada de tus ojos
de tu boca
de tu expresión muda
de tu "Yo"

Redundante redondez rodante

Persigo tu idea inevitablemente
Esclaviza mis otras despiadadas
Dictador absoluto de mi mente,
intento pensar no pensar en nada

Pero vuelves, en las horas tristes,
a través de un resquicio de ventana
Y ladran los perros tu nombre
Y maullan los gatos tu nombre
y rasga el papel oxidado tu nombre
Y mi nombre ya no es nombre;
sino mezcla agridulce de amargura.

CARLA

sábado, 21 de noviembre de 2009

Algo más que términos

Yo paso de follar, pencar, zumbar, mojar, picar, joder, coger, chingar, fornicar, echar un polvo, planchar, tirar, pinchar, pisar, fiki, baiser, scopare, foder, fuck.
Yo lo que quiero es hacer el amor, fari l’amo, faire l’ amour, fare l’amore, fazer amor, make love.

Camaleón

Que toca hoy, ser poeta o ser canalla,
poner la mano en el fuego por la buena
o por la de las curvas sagradas.

Dime el título de la impro
que bailaré sobre la marcha
el de cagarme en tanto impresentable
o el de amar a toda vida humana.

Elegiré un color
con que pintarme la piel gastada
no sé si el rojo pasión
o el gris de la templanza.

Mis heterónimos cuelgan poemas
según les viene en gana
ya ni me consultan que me parece,
sienten, con eso les basta.

No sé quiénes soy
ni quiénes seré mañana
sólo sé lo que les une,
un cuerpo, que deja fluir el agua.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Las palabras juegan

Los países en desarrollo no pueden o no les dejan desarrollarse.
La mujer tiene más esperanza de vida, es esperanza de vida y algunos desagradecidos niegan a su vida la esperanza.
La globalización se olvidó de un pequeño detalle: las personas.
Los gobiernos venden ilusiones y las multinacionales gobiernan gobiernos.
El rey de la selva no trabaja que para algo es el rey.
Los telediarios públicos se creen con el derecho a teledirigir.
Todos somos iguales ante la ley, esa que cambia de chaqueta según los colores de la bandera.
La universidad, divulgadora de la universalidad de los conocimientos, se dedica a formar herramientas que saben mucho de una cosa y nada de todo lo demás.
Si es fácil juzgar, prejuzgar está tirado.
No sé por qué extraña razón los grandes de la humanidad no suelen caer bien a los grandes del dinero.
La sabiduría sin bondad no es tan sabia como parece.
En nombre de los mayores valores se cometen las mayores injusticias.
La vida consiste en luchar por lo que crees o creer en lo que la corriente cree.

La ley de la selva

Los pescadores cazan atún.
Los piratas cazan pescadores.
Los gobiernos cazan piratas.
Las multinacionales cazan gobiernos.
¿Quién caza a las multinacionales?
Alguien tenía que ser el rey de la selva.

Sueños de ingravidez

Dejé de ser planeta para ser cometa
cuando la gravedad de tu sonrisa
ya no levantaba mis mareas,
cansado de orbitar en torno a tus ojos
decidí vagar errante por el espacio infinito,
la libertad de ser solamente yo mismo
la sensación de no pertenecer a ningún sitio.
Aunque dicen los astrónomos
que mi nuevo cuerpo celeste
también sigue un camino
y que lo quiera o no
alguna estrella me quita el libre albedrío,
desconozco mi sol
desconozco el sentido de giro
sólo soy un cometa errante
que sueña con lejanos destinos
sólo quiero flotar libre
como barquito que perdido
no se inquieta por llegar a puerto,
navega, sin más motivo.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Lema- Camiseta TEJIENDO MUNDOS

¡Viva la poesía,
amante del amor,
viva la vida!

Viva la libertad
de decidir
qué hacer cada día.


ALBERTO GUERRA

sábado, 14 de noviembre de 2009

22

Podrán caer mil muros de Berlín
que los puentes con el hermano
aún están por construir,
dos patitos nacen en mi interior
uno habla de justicia, el otro de libertad,
celebramos felices al “triunfante”
y el patito feo no dice ni cua.
Son aves que anuncian esperanza
nuevas primaveras por las que pelear,
el mundo es sólo un juego
cuando aprendemos a amar.
No hay más sol que el que nos abraza
ni más tiempo que el presente
dejémonos de años y fechas
vivamos cada instante como se merece,
sin muros de la vergüenza
ni del miedo, el peor de todos,
sólo un corazón por bandera
y la comprensión del prójimo
como tesoro.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Renacimiento

Extiendo la mano
y siego el espacio vacío.
De la herida en el vientre
del tiempo inerte, fluyes,
dejas arder tu piel de nubes,
iluminando este opaco túnel
que me inyecta en el futuro.

Entonces entiendo,
me sorprendo llorando,
respiro tu imagen y el silencio
se ahorca en cuerdas de acero
mientras mi cuerpo renace,
sin objeto ni conocimiento,
y sale a la calle a buscarte.

Poesía automática

Sol, calor, luz....
Caricias del sol...
Aire que entra, me rodea, me lleva....
En otro espacio/tiempo/lugar...
Perdida....
¿Dónde estoy? Estoy en ningún lugar,
agusto, tranquila...
(Suspiro) Oh...respiro...los árboles hablan...
Un escalofrío, el aire...
¿Los demás? No sé, no me importa...
Unida a la tierra, la siento, me toca...
Igual que me toca el aire con su viento,
el sol con su calor,
la música con su sonido...
Que bien huele,
me quiero quedar
aquí,
así,
Siempre

Alba Sánchez

domingo, 8 de noviembre de 2009

Correr

Corro,
por quitarme esta venda,
que queda atrás,
asesinando
manos que me enseñaron
a correr.

¿Qué haré
cuando este desnuda?
Cuando la sangre de sus manos
lo llene todo
con su rojo mortal...

Y fui niña
en tu mano segura...

Me creo libre,
y son las telas contra el viento,
maldito viento,
las que elijen mi camino.

Se deshace en lágrimas mi cabello,
en peces de un mar hostil.
Me siguen:
las lágrimas,
los peces,
las telas de viento
que me cortan las alas
y me eligen los vuelos.

Me abrazo
al siguiente paso,
esperando
encontrar
mi Verdad.
Sorteo el pozo,
pozo presente
entre mis piernas vendadas.
Su boca de labios
me ofrece
soluciones.

Y sólo sé correr,
con mi fe
en cabeza,
y mis muertes
a la espalda.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Lo que no localizo

Hay algo que subyace
y estanca.

Exploremos:
El tono tan rojo
de mis deseos.
Las lágrimas
que derramo
tan sólo
en tu mano.
Los colmillos
del vacío
que desgarra.
Lo útil.

No.

Son sólo síntomas.
Son la voz
de lo que se esconde.
La moraleja
de la fábula incrustada.
Lo que no localizo.

Mi cerebro
de dos núcleos.
Y el reconocimiento.

No.

Cuida el asco

Cuida el asco
provocado
por las luces
atrapadas
en el plástico
lógico
sólido
rápido
de algun túnel.

Es sencillo.

Si al contrario,
lúcido,
no lo cuidas,
crítico,
te hará trizas
la garganta.
Pánico.

Cuida el asco.
Guárdalo.
Ámalo.
Púlelo.
Cuida el asco.

O a la próxima
elígete
en todas
tus verdades.

Es sencillo.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Ya estamos otra vez

Ya estamos otra vez
con la vieja cantinela
con el no seas tonto hijo mío
que siempre gana el que más pega.

Ya estamos otra vez
con la sucia cantinela
los ecos del pasado
que se resisten a morir
dicen que la mejor defensa
es un buen ataque
y que todo vale
en la espiral de competir.

Ya estamos otra vez
con ese asqueroso sermón
de ser buen empresario y mala gente
de vender a tu madre para captar un cliente
de a la primera de cambio sacar los dientes
de la receta perfecta para ser un cabrón.

Ya estamos otra vez
aplastando quimeras
hundiendo la isla que quiere emerger
callando las lágrimas del niño de la pelota
resignando el amor a un triste burdel.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Vivamos de poesía

Yo,
un ser humano,
te puedo hacer llorar,
fácilmente:
un par de insultos, humillarte,
algún puñetazo...
¿Y qué más?
Que es algo de humanos,
algo inhumanos,
el no perdonar, el herir sin motivo,
el luchar por luchar,
el hacernos llorar...por instinto,
ese instinto autodestructivo,
que desde siempre nos condena.
Pero... ¿sabéis lo que os digo?
Que yo, como humano,
también hago llorar,
pero prefiero utilizar
las lágrimas de mi poesía.

Yo,
un ser artista,
más de pies que de cabeza,
porque yo no pienso en arte,
yo, lo pataleo y fuera :
y patada viene y patada va,
llenas de versos y de cervezas,
patadas vienen, patadas van,
repletas de amigos y libertad.

Pero qué son, realmente, estas patadas,
¿de dónde vienen?, ¿a dónde van?
Yo necesito certezas...
y me patalea el desconcierto.
Parecen germen de un arte
que aún no es arte,
ya sea en papel o en pensamiento...

¿Dónde está el arte? ¿Dónde?
Se esconde como los sueños,
siempre discontinuos y distantes,
siempre entre fragmentos...
¿Dónde estás, arte? ¿Dónde estás?
Fue soñando con una vida mejor,
cuando te decubrí,
casi econdido en nuestra sociedad,
más dormido que despierto;
te descubrí como ser, cantar, escribir, pintar
de verdad, con sentimiento.
No busquemos poder,
tampoco placer, fama o dinero,
porque el arte, tan solo es arte,
si nos ayuda a crear un mundo nuevo.

Pensemos en este siglo,
donde la esclavitud no está gobernada
ni por el látigo ni por el color de la piel,
tan solo por la hipocresía
y por la arrogancia de los que creen saber...
y no saben nada.
"Deberías hacer tal" y "sería bueno que"
son las cadenas que nos atan.
Liberémonos.
Vivamos, VIVAMOS nuestras vidas.

Seamos hombres de música y de poesía,
seamos hombres de letras y canción,
hagamos derramar millones de lágrimas,
no de dolor, sino de alegría,
no dejemos que otros piensen por nosotros:
hagamos un buen uso de nuestra razón;
sintamos ser personas,
muy adentro, ser artistas,
y que ese sentimiento
llegue, al mundo, al corazón.


ALBERTO GUERRA