Redondez extrema,
vagante hierra en tus mejillas interna en tu rostro.
Recojo con mis ojos los despojos de las expresiones vagas
Inerte tu piel lisa,
cascarón
Transpiran por ella los humores de tu cuerpo
Descienden, traspasan su límites
Redondez ovalada de tus ojos
de tu boca
de tu expresión muda
de tu "Yo"
Redundante redondez rodante
Persigo tu idea inevitablemente
Esclaviza mis otras despiadadas
Dictador absoluto de mi mente,
intento pensar no pensar en nada
Pero vuelves, en las horas tristes,
a través de un resquicio de ventana
Y ladran los perros tu nombre
Y maullan los gatos tu nombre
y rasga el papel oxidado tu nombre
Y mi nombre ya no es nombre;
sino mezcla agridulce de amargura.
CARLA
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