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viernes, 6 de enero de 2012

Sangre

Sangre,
un filo te hace río,
un pincho gota.
Un puño, una bota
te bloquea, herida,
bajo la carne.
Flotas.
Jamás comprendes
el motivo que te quita
de los cuerpos.
Las palabras
que te invitan
o te expulsan
de los rostros.
Sangre,
has sido siempre
moneda.
Encuentra tu lugar,
pura, en las venas.

sábado, 26 de noviembre de 2011

Pereza


Pereza, insaciable pecadora
prolífica autora de tareas pendientes
y demoras, amiga y traidora.
No me dejes solo,
que la mierda se acumula.
Imploro ayuda
y me regalas tiempo libre,
distracciones,
acciones detenidas
indefinidamente.
¡La vida es tan difícil...!
Tú me entiendes.
Estoy harto de decirte
que te vayas y te quedes
cuando mejor te venga...
Necesito descansar,
solo un momento,
de tu ausencia.

jueves, 29 de septiembre de 2011

Semirrecta

Mastica el piojo
una flor de sangre,
la falange del dedo
que lo aplasta,
buscando en vano
su muerte.
Furioso minotauro
en un laberinto de venas,
devorando el hilo
de mis neuronas.
Teseo pasea sin misión:
ha muerto Ariadna.
Tan solo quedan fauces
al otro extremo del hilo.

domingo, 14 de agosto de 2011

Taj Mahal

Ocultan las aves su eco
en esta tumba de silencio
entre blancas hoquedades,
armonía.
Salvaje simetría
flota en líquidos espejos,
piedra fría que salpica
el cielo que huye
en pos del mismo cielo
en que amaneces.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

El suicidio

Ella sintió un escalofrío.

Él estaba sentado tras el escritorio, semidesnudo. Confinado entre sus dedos inmóviles, un vaso de güisqui le velaba, absorbiendo el dorado líquido la débil luz del flexo.
En el centro de la mesa, un folio empapado con sus últimas lágrimas. Un charco de palabras se extendía bajo la exánime punta de la pluma.

Sin atreverse a tocarlo, leyó lentamente las palabras y rompió a llorar, abandonando el cuarto.
Él levantó el vaso, bebió, y observó como el último pedazo de su sombra se desvanecía en el umbral de la puerta.

Y supo que no volvería a verla.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Renacimiento

Extiendo la mano
y siego el espacio vacío.
De la herida en el vientre
del tiempo inerte, fluyes,
dejas arder tu piel de nubes,
iluminando este opaco túnel
que me inyecta en el futuro.

Entonces entiendo,
me sorprendo llorando,
respiro tu imagen y el silencio
se ahorca en cuerdas de acero
mientras mi cuerpo renace,
sin objeto ni conocimiento,
y sale a la calle a buscarte.

jueves, 3 de septiembre de 2009

A modo de excusa

Tan fácil era
cuando era triste,
puro y desesperado,
un ronco y acelerado
vomitar de tinta.

Y ahora callo,
sin voz con que hender
el silencio,
ahíto asesino de versos
indignos de letras.

jueves, 2 de julio de 2009

Si callo

Si callo,
es porque aún hay fuerzas que no hallo
en los rincones de mi boca
así que no temas cerrarla con tus labios
antes de que intente decir nada
más que estériles palabras encerradas
en burbujas que nacieron en el fango.
Tengo humos que ahuyentar de mi garganta,
y también mieles sin cuerpo
que se gestan cada noche en tu mirada.
Hunde tus dedos en mi pecho
y arráncame de él, lánzame lejos,
sigueme y no preguntes
a dónde voy
ni de dónde vengo.

sábado, 23 de mayo de 2009

La verdad es que esta noche lloverá

La verdad es que esta noche lloverá,

enredando en mi espinazo de farola

los cabellos moribundos de una estrella

derrotada por los faros de los coches.

Que ya juega con mis labios al azar,

volándome en mis vientos de tristeza,

cegando los ojales que perforo

en este cuerpo sin chaqueta.

Tal vez sea un sueño vano renacer

en el fétido calor de sus entrañas,

filtrando las caladas de la urbe

que se moja como el patio de mi casa.

Pero a mí con que llueva me basta:

lo que engañe en cada gota

a la metralla, es bienvenido.

También la ropa mojada, el fango

y el callar de los insectos,

la emersión de los charcos insurrectos,

las carreras resbalosas

en las grandes avenidas,

luna y un soplo de viento.

martes, 19 de mayo de 2009

Eh...

domingo, 26 de abril de 2009

Instante

Desplegar un pedazo
y leerlo.
Con los mismos movimientos
de una lágrima,
precipita en mis entrañas
una sonrisa tranquila,
de labios calientes,
y cierro los ojos.
He terminado.
Pliego, guardo
y el silencio.

sábado, 25 de abril de 2009

Retrato

Acribillan las polillas tu legado,
llegado el momento de olvidarte
ahogando en un vaso tus recuerdos.
Y no habiendo podido tenerte,
hoy añoro la imagen de tu rostro,
la forma de tus manos, tu sexo
y el que contigo no tuve.
Yo jugaba a ser Dios entre mis musas,
y hoy me acusan, con razón,
de haber preparado una excusa,
y huir en cada ocasión.
Fiel a mis hondos principios,
cuerdo y sufrido peón de mi reina,
por su sonrisa tan seria
una y otra vez fui vencido
y muerto en la esquina de un lienzo.
Por no violar la belleza
de una creación silenciosa,
desterré tantas palabras
de los aires de este cuarto...
Y hoy mi mente se consume,
consumada mi obra en tu ausencia,
captada tu esencia en mis ojos
que miran tu ser de pintura.

sábado, 18 de abril de 2009

Despedida breve

Duermes con los ojos abiertos,
lloras con la boca cerrada,
fija tu mirada
en mis cabellos.
Qué harán ellos,
los que aguardan en silencio,
vestidos de homenaje
y ropas negras...
Yo he guardado tus palabras en un sobre,
en un cofre tus regalos, y hoy me marcho
de esta casa.

martes, 14 de abril de 2009

Qué iba a decir...

Os traigo labios de tinta azabache,
manos impresas en ropa mojada,
sabores de alba y suspiros de ocaso.
Cánticos lejanos en bocas eternas
y cuencas vacías que lloran
lágrimas verdes en cápsulas de hiel.
Tengo segmentos de río inconcluso,
curvas miradas esquivas cautivas
en espejos de miel y recuerdo
tangible en pechos de seda y metal.
También miedos a bordo de reptiles,
navegando charcos pequeños
guiados por olores de sangre.
Tengo brotes ungidos en sueño
y cansancio tallando cajones de hielo
sellados para siempre
con algún tipo de duda fútil.
Y calendarios marcados con días
y días escritos en calendarios
tatuados con marcas de tinta inútil,
que no miro, y no me acuerdo.
Lo admito, no recuerdo
de qué iba esto, en qué sentido
ni en qué dirección escribía,
ni me importa, ni lo exporto
esta vez a días de sed medio llena
y ganas extrañas de lluvia.
No queda, a estas horas,
sino colgar a que ahumen
esta víscera de teléfono degollado,
y mientras observo los garabatos
que arañé en los márgenes
de una factura, llaman y digo:
“¿Dígame?”

(Qué iba a decir...)

martes, 7 de abril de 2009

x,y,z,t

A eso se reduce, ya veis,
el tiempo y el espacio,
el primero deprisa,
el segundo despacio,
siempre demasiado poco,
y demasiado pocos siempres.

Así, nunca y en todo lugar
seremos plenos, o quizás
siempre lo hayamos sido,
pero no aquí.

Por eso huimos,
bajo el manto de los párpados,
buscando pendientes sin esfuerzo
que lleven al infinito,
y nunca lleguemos, para así,
ser siempre
y nunca dejar de serlo.

Y corremos, trepamos, viajamos,
derribamos muros y abordamos vientos,
pero en el fondo sabemos, aunque joda,
que de espacio podemos estar hartos.
Lo que hace falta es tiempo.

Déjame

Déjame tus labios y tu voz,
tus manos verdes.

Olvidar los tactos que conozco,
los sonidos que recuerdo,
las miradas al abismo antes del vuelo,
que borre el rumbo del viaje y caminar,
siempre desnudo,
hijo en flor nacido
de la punta de tus dedos.
Sin equilibrio ni mitades,
pequeño y pleno
en un regazo de nubes.

[...]

Ya sabes, palabras,
versos libres y breves,
versos en pañales,
y al final, te miro
y me entiendes.

lunes, 30 de marzo de 2009

Semáforos

¡Taxi, taxi!

Gritaba sin oír mi voz realmente, mientras los semáforos se enzarzaban en una lucha magnética de pitidos molestos, tratando de hacer suyas mis trayectorias.

Saltaba por el pavimento. Mi ritmo era irregular, un bailarín carente de gracia, pero respetaba el algoritmo. Solo pisaba las franjas blancas, los cuadriláteros alternos, y evitaba a toda costa la aspereza -de tres días- de las alcantarillas frías.

Me había despojado de todo lastre, pero el vehículo aguardaba impaciente, gruñón, sumido en una nube de humo níveo. Me había despojado de casi todo lastre, y haciendo un esfuerzo sobrehumano me arranqué la corbata y la arrojé a una papelera (de esas que tienen un cenicero en la coronilla).

Apreté un poco más el paso, o la carrera, o lo que coño fuera aquello. De pronto el marcial parpadeo de aquella horda de hombrecillos verdes consiguió contagiarme su ansiedad, su prisa implacable, y cargué contra aquella turba de mochilas, bolsos y periódicos gratuitos llenos de tonterías.

La llavé giró otros 26º, el motor rugió, y una última zancada me puso en el centro, me convirtió en el centro, y mientras vomitaba mis 5'25 litros de café, el hombrecillo se puso rojo.

Creo que hoy sí llego tarde.

miércoles, 25 de marzo de 2009

Garabatos

En la duda y vacío comienzo,
tu blanco asfixia y palidezco,
por eso, confío en mi suerte,
hincando en tu piel una flecha
que arde, negra, impaciente,
en brazos de un guante sin mano,
lleno de polvo de estrellas, letras
sin signo, y espejos burlones.
Y trazo con lineas siniestras,
figuras simiescas y objetos que
no dicen nada y así pierdo el tiempo
llorando un embrión de pintura
sin ojos, ni labios, ni pecho.

domingo, 15 de marzo de 2009

Las mesas crecen

Primero son asiento para la indeseada compañía de papel que nos brinda cada día y sus tareas. Apuntes tempranos de paisajes de vagón en movimiento, de ideas aún no comprendidas, apilados en desorden, esperando.
Para afrontar la reunión, pueden aparecer sobre su superficie platos de migas y latas medio llenas -o medio vacías- de refresco tibio y revenido.

En la del poeta, incluso, versos en construcción o simplemente, ruinas de ellos.

Con el paso adimensional de las horas de trabajo u holgazanería, comienza a peligrar el equilibrio de folios, cuadernos, libros y carpetas. La solución es desterrarles con un barrido de brazo y colonizar la recién desalojada sección de la mesa con un libro abierto que ofrezca, en el mejor de los casos, una lectura agradable.
No hay testigos visuales del lento y constante aterrizaje de las motas de polvo, de la muerte de los bolígrafos abiertos y de la dramática lucha de los lápices por conservar el precario equilibrio sobre una página inclinada que les salva de despuntarse contra el suelo.

Poco a poco, el espectador y usuario percibe un aumento en el número y la diversidad de los pequeños objetos que pueblan la mesa, aunque en general sólo uno capta su atención por encima del resto: un reloj de pulsera, sentado en el medio de la mesa sobre su correa arrugada. Tic-tac.

El problema, en resumen, es que las mesas crecen y echan hojas hasta la llegada de un otoño nada espontáneo.

miércoles, 11 de marzo de 2009

Viaje nocturno

Imitando a la luna, quiero
robarle mordiscos al cielo.
Nocturno, voraz y sincero,
y abrir en su rostro cansado
un gran agujero.

Arderá penetrando en el aire
un flujo de espigas de fuego,
brotando en las nubes furtivas
figuras sin ojos ni alarma,
desnudas en sueños.