En la duda y vacío comienzo,
tu blanco asfixia y palidezco,
por eso, confío en mi suerte,
hincando en tu piel una flecha
que arde, negra, impaciente,
en brazos de un guante sin mano,
lleno de polvo de estrellas, letras
sin signo, y espejos burlones.
Y trazo con lineas siniestras,
figuras simiescas y objetos que
no dicen nada y así pierdo el tiempo
llorando un embrión de pintura
sin ojos, ni labios, ni pecho.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario