Viaje nocturno

Imitando a la luna, quiero
robarle mordiscos al cielo.
Nocturno, voraz y sincero,
y abrir en su rostro cansado
un gran agujero.

Arderá penetrando en el aire
un flujo de espigas de fuego,
brotando en las nubes furtivas
figuras sin ojos ni alarma,
desnudas en sueños.

Sabré despojarme de cuerpo,
ceñir sus cabellos colgantes,
y ascender, privado de aliento,
vencido y disueltos mis lastres
a reunirme con ellos.

Sabed que no huyo por siempre,
que al alba caeré de regreso,
cargado de versos de humo
narrando aventuras fugaces
de inviernos nocturnos.

... pero se ahogarán en mi boca,
pues no hallo en mi pecho valor
para tallar sus siluetas en roca,
y tejer una jaula de estrofas
no es solución.

Os puedo decir solamente
que he olvidado sus nombres,
su tacto y su rostro, sus voces
y que en mi mente el recuerdo
se hace pequeño.

Que cuando les echo de menos,
busco el camino de vuelta,
mis ojos no saben qué buscan,
y encuentran en mis mejillas
marcas de labios azules.

Y saciadas mis yemas palpando
sus trazos ciertos, me consuela
borrarlos, y saberlos míos
calma mis hambres diurnas
y ansias de vuelo.

(Hasta que la noche
caiga de nuevo)