Próximos recitales

ninguno programado

lunes, 29 de noviembre de 2010

No hay más

No hay más luz en el universo
que la que cabe en tu mirada.
No hay más dulzura en la poesía
que la que brota de tus gestos.
No hay más placer en mi piel
que cuando duerme en tu mejilla.
No hay más cantos de sirena
que tu tarareo en mis orejas.
No hay más...
No hay más...
No hay mas...
Cuando estoy contigo no hay más.

Loco y golfo

He venido del infierno dispuesto a comerme el cielo
a comerte a besos así sea de amigo
dices que estoy loco y con razón
pero sé que mi locura es curable
“locurable” la llamo yo.
Sé que algún día cambiaré
el mismo día que el mundo cambie
y sea un lugar bonito de ver
donde las hormiguitas no sufran
¡Por favor no se peleen!
Dices que estoy loco
y es algo que ya sé
pero es una locura sana
pues siempre me pierdo por una mujer
o por varias si hay buena onda
y me dejo llevar por la piel
más no pienses que soy un golfo
que vivo y muero por el querer
sólo que a veces disfruto el momento
y poso versos sobre el papel.

jueves, 25 de noviembre de 2010

La casita del enemigo

Los dueños tuvieron la amabilidad de darme total libertad para ver la casa. Estaba completamente adecuada a mi tamaño. Pasé una y mil veces por aquella semicircunferencia achatada, un agujero sin puerta disfrazado de entrada. Le daba un aire social al inmueble. “Una casita pequeña pero abierta a todo el mundo” pensé; eso me gusta”. El interior era aún más austero que a lo que simple vista parecía. Nada de pasillos, picaportes, paredes, pomos. Todo se reducía a un amplio espacio en blanco. A pesar de la ausencia de ventanas era bastante luminoso gracias a su gran entrada, constantemente abierta. Se respiraba tranquilidad allí dentro. Sencillez absoluta. Cuando salí, los dueños habían vuelto. En el umbral de la apertura me habían colocado un plato donde estaba escrito nombre. Supuse que aquel utensilio simbolizaba el comedor inexistente en la casa. No me venía mal alimentarme al aire libre, en aquel jardín cercado que rodeaba el habitáculo. El dueño se acercó y me acarició la nuca. Sonreía.

En ese entorno cálido y confiado pasé los mejores años de mi vida. La ausencia de niños me aseguraba una presencia constante de tranquilidad en el hogar. Además los dueños estaban encantados conmigo. Como no tenían hijos a los que cuidar yo era el objeto de todas sus ternuras. Es lo que tenía vivir con una joven pareja de nivel socioeconómico elevado. Una calidad de vida insuperable.

El problema empezó con la llegada de los nuevos vecinos. El marco idílico de aquella zona residencial se perturbó con la presencia de dos críos de unos siete u ocho año. Eran hermanos, y a los dos les apasionaba el fútbol. Su jardín colindaba con el nuestro y continuamente invadían mi entorno y mi bienestar con el bullicio de sus juegos y su júbilo infantil. No existía ningún roce entre ellos; nunca les oí regañar ni les vi pelear absurdamente, como hacen la mayoría de los chavales de su edad. Se llevaban realmente bien; casi contagiaban la alegría con la que envolvían cada una de sus acciones. Eran adorables, tan odiosamente encantadores que un día no pude resistir más su exquisita presencia.

Estaba tumbado en la hierba, disfrutando de la siesta a la sombra de la casa, cuando, de pronto, su balón de fútbol irrumpió en mis sueños de forma brusca y abominable. Me abalancé rápidamente sobre él y comencé a mordisquearlo, intentando pinchar aquel objeto demoníaco con el que jugaban todas las tardes. Entonces llegó el mayor de los hermanos y dio una leve patada a la pelota, con intención de que la soltara. Yo seguí a lo mío, protegiendo un poco más el balón con mi cuerpo para que no me estorbaran. Esperaba que intuyeran que habían llegado demasiado lejos y que aquel esférico no volvería ser golpeado por ninguno de sus molestos pies. Sin embargo, el hermano pequeño, imitando a su fraternal amigo, propinó una contundente y certera patada en mi cabeza que hizo que soltara, sorprendido, aquella maldita pelota. Pasé del balón a su pierna y las risas que inundaban frecuentemente aquel jardín fueron olvidadas por el llanto y unos gritos desgarradores. El odio contenido hacia aquellos demonios impidió a mi boca desengancharse de una pierna que cada vez manaba más y más sangre. Ante el ataque impotente del hermano mayor, me limité a soltarla ya al final, ya desgarrada en su totalidad, para lanzar un par de mordiscos al aparente brazo defensor del valiente allegado. Le arranqué la mano de cuajo, antes de que llegaran los dueños e intentaran apaciguar mi furia. Aquella noche dormí como un lirón. Fue la primera vez, desde que llegaron aquellos tormentosos críos, que no tuve pesadillas.



ALBERTO GUERRA

martes, 23 de noviembre de 2010

Mi corazón

Atrapado en una imagen,
mi corazón esconde escaleras
imposibles, trepar por ellas
es trepar por huracanes.

Mi corazón nace deprisa,
sueña deprisa,
ignora que sueña:
cree, cree ciegamente,
y muere lentamente,
tras haber alcanzado
altas cotas de placer.

Su espíritu viaja
a pasitos inexistentes
- como un caracol-
hasta volver a encarnarse
en asuntos de seda.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Estrella fugaz

Mascando la fugacidad de la vida
puedo sentir tu rostro en mi mejilla
soltar las penas al viento
flotar eterno en tus caricias
no ser más que un ser humano
que deja fluir la energía
a veces con la inocencia
otras con sabiduría
pero siempre presente la esencia
que me hizo nacer algún día
para crecer y verte tan dulce
tan alma grande chiquilla
no dejes que el tiempo te cambie
cambiemos antes la melodía
de este mundo alborotado
que ha de nacer algún día.

El Cuervo

Ya no solo es que Pedro Orillas Esteban fuese incapaz de recordar nada de los ultimos días, es que ni siquiera sabía dónde se encontraba. Se despertó en el suelo con un fuerte dolor en el pecho y con la palabra cuervo repitiéndose una y otra vez en su mente. Se levantó y preguntó a un viandante dónde estaba,

- ¿No se acuerda usted de nada? No se preocupe es normal, la memoria le volverá con el tiempo.

Y siguió andando. Pedro no entendía nada y, tras abandonarse unos segundos a la confusión, decidió preguntar a una mujer, que paseaba sin prisa, por la estación de metro más cercana,

- ¿El metro? Usted anda realmente perdido ¿eh? - sonrió la señora – anda, le ayudaré a hacer memoria, ¿qué es lo último que recuerda?


Pedro se esforzó en hacer memoria y recordó levantarse de la cama, ducharse tomarse el café, prepararse para ir al trabajo,la rutina de cada día... sin embargo no recordaba haber ido al trabajo, y así se lo dijo a la señora.

- ¿Algo le debió ocurrir al salir a trabajar, no tiene ninguna imagen borrosa, una pista o algo sobre lo que le ocurrió?

- No, no logro recordar nada más, bueno, cuervo, no logro borrar de mi cabeza la palabra cuervo, es como una obsesión.


- Bueno, usted no se preocupe, llamaré a los agentes a ver si pueden hacer algo.

Cogió el movil de su bolso, habló durante unos minutos y colgó.

- Esperemos aquí un rato que me han dicho que están al llegar -Le tranquilizó la señora.


En menos de cinco minutos paró frente a ellos un coche negro y se bajaron de él dos tipos trajeados con pinta de guardaespaldas.

- Buenos días, ¿por quién nos han llamado? -preguntó uno


- Buenos días agentes, es este señor de aquí, padece una amnesia atípica, pensé que quizá pudiesen ayudarle.

¿Cómo que atípica, acaso eran comunes el resto de amnesias? pensó Pedro, pero como se sentía como si estuviesen hablando de otra persona no dijo nada.

- Bien, Sr. Orillas, ¿verdad?, ¿me puede contar qué es lo ultimo que recuerda?

La señora respondió por él con lo que le había contado y los hombres ni se inmutaron.

- ¿No recuerda usted el cuervo que se estrelló frente a su casa?


De pronto la imagen se le presentó nítida e imborrable, como si aún lo estuviese viendo, frente a su portal, el cuervo inmóvil, en el suelo, desangrándose bajo el ala y mirándole fijamente con sus negros ojos inertes, sin embargo Pedro negó para ver a donde le llevaban los "agentes".

- Bueno, pues usted salió de su casa el 17 de noviembre a las 8:27 de la mañana y un cuervo cayó muerto frente a sus pies. Por razones que desconocemos, a usted le causó una fuerte impresión. Se quedo inmóvil mirando al pájaro tres minutos y catorce segundos, después cayó en la cuenta de que llegaba tarde al trabajo y corrió a coger el autobús. Llegó obviamente tarde al trabajo y su jefe, el señor Pérez, le humilló públicamente delante del resto de empleados


- ¿Es necesario dar tal lujo de detalles? - interrumpió Pedro visiblemente avergonzado

- No podemos saber que detalles pueden actuar como detonantes de su anamnesis, así que si nos permite, proseguiremos con el proceso. -Respondió con ese deje cortante de superioridad que muestran a menudo las autoridades – El señor Pérez, como decía, le humilló delante de todos los empleados – Repitió con intención – y usted comenzó de mala gana su trabajo. A la hora de comer, había usted vendido tres coches y se dirigió al restaurante de la calle Fuencarral donde come todos los días. Usted había olvidado ya el incidente del cuervo, pero al cruzar la Gran Vía, con el semáforo en verde para usted, casi es arrollado por un Seat Ibiza negro que atravesó indebidamente el paso de cebra. Tras increpar al conductor y blasfemar hasta que sus niveles de adrenalina volviesen a sus niveles naturales, fue a comer y, pensando en lo sucedido, relacionó, suponemos que por el color, el coche con el cuervo, llegando, pese a sus esfuerzos de desecharla como mera superstición, a la conclusión de que lo del cuervo era un augurio de muerte. Comió macarrones y un filete de ternera, y pidió un café solo, que no se llego a tomar, autoconvenciéndose de que le había dejado de apetecer, aunque es más probable que fuese por su color. Volvió al trabajo a las 14:57, mirando varias veces a los lados de la calle antes de cruzar y cambiándose de acera una vez para evitar cruzarse con un gato negro en la Carrera de San Jerónimo. Durante la tarde, se encontraba nervioso y no vendió ningún coche. Decidió volver a casa andando pensando que así se tranquilizaría y olvidaría las “paranoicas” preocupaciones que le acechaban. Además quería aprovechar para hacer compra (…)

A medida que hablaba el agente, Pedro iba recordando, pensó en la asfixiante angustia que le embargaba el alma, el terror que le paralizaba con cada movimiento brusco, y también, pensaba ahora fríamente lo ridículo del motivo.


- Mientras volvía usted a su casa, decidió parar en el cajero que se encuentra a la altura de Preciados, y teniendo ya la tarjeta fuera de la cartera cambió de opinión al ver acercarse por esa acera a un senegalés negro como el tizón. Usted se dijo que sería mejor pagar con tarjeta para conseguir puntos en el sorteo que hacía en ese momento su banco, pero como usted comprenderá, no era más que otra más que un intento de racionalización de su conducta (…)


El agente siguió hablando con su irritante tono de funcionario omnisciente de como, donde y cuando hizo la compra, como volvió a su casa dando un rodeo para evitar las calles Cóndor y Águila real y como se lo justificó. Pedro les interrumpió para preguntarles indignados como sabían todo aquello, a lo que el agente que hablaba menos le respondió con un escueto “ya llegaremos a eso”. Después el otro prosiguió hablando de lo que cenó, de sus intentos por ridiculizar sus temores y Pedro iba rememorando con más y más detalle el miedo que le atenazaba.

- En ningún momento apagó usted la luz de su casa y se mantuvo despierto y atacado de los nervios con cada pequeño ruido que escuchase toda la noche (…)


Prosiguió el agente contando como se desarrollo los dos días siguientes, como acudía completamente insomne a trabajar, cerraba con pestillo la puerta de su casa al entrar y al salir...

- (…) y a la tercera noche sin dormir, cuando usted abrió la ventana para ventilar su casa de la densa humareda de tabaco, se metió en su casa un murciélago


- Ya recuerdo, creo – Dijo Pedro, que se sentía intimidado por los agentes y lo único que quería era ir a su casa, tomarse un iburprofeno para el persistente dolor de pecho que sentía y ver un rato la tele- entonces debí de salír de la casa asustado corriendo sin rumbo y caer dormido aquí a causa del cansancio ¿no? Bien, no se preocupen ustedes que probablemente todo se debiese a la falta de sueño, ya estoy curado de esos ataques paranoides y solo quiero volver a mi vida normal.

- Eso no va a ser posible – dijo, tras un largo e incomodo silencio el agente que hablaba menos, y se miraron los dos, sin saber cómo decirle que había muerto aquella noche por un infarto de miocardio...

sábado, 20 de noviembre de 2010

Elogio a la lasagna de espinacas de Jone


MMMMMMMMMMMMMMMMMMM

QUÉ RICO!!!!

Pluma y espada

Mundos de caótica fantasía,
y azarosos azares,
donde tú por él
y yo por vos.

¡Alzad la pluma!
gritó un silencio.
¡Alzad la espada!
susurró un clamor.

Así me hallo yo,
luchando contra vos,
escribiendo por vos,
entre venturosos gozos,
con la pluma y espada,
tejiendo mundos.


AGUS

Todavía creo

Gracias a nuestro marketing por tierras alicantinas tengo el honor de presentar al hermanísimo de Raquel la abrazapescadores, Agustín Andrés Durá, que siempre estaba con el móvil a punto para llamar al Yordi. El fin de semana del 18 de diciembre tendrá el placer de venir a Madrid, a la presentación del libro "Los ángeles no tienen facebook" escrito por su hermana y presentado (lo mejor que pueda)por un servidor (Alberto Guerra; poeta, filológo y relatista).
Disfruten de los versos de Agustín; y espero veros a todos en la presentación del libro de su hermana el sábado 18 de didiembre a las 20.00 en la calle Pàlma (al lado del metro de Tribunal).
Un saludo.




Si tuviese vuesa merced
el suficiente arrojo,
de escuchar una de mis voces,
daría buena cuenta de la fe
que alberga mi alma
por vuestra religión.


Ni vírgenes desvirgadas
ni ídolos idealizados,
valen ya una misa,
mas vuestra liturgia
tan delicada como pura,
meritan tantas plegarias
como ángeles al cielo.


Oro en vuestro nombre,
material e inmaterial,
mientras avivo mi convicción
en vuestra verdadera religión.


AGUS

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Elogio a la empanada de la Agraria

No hay en el Perú plato más rico que el que sale del laboratorio de panificación de la Agraria. Los ateos le llaman empanada de carne, pero si has probado esta fruta prohibida no podrás sino reconocerla como el pancito del cielo. Recién sacada del horno, recién servida en tu paladar, sus aromas se entremezclan como los corales en el mar. Suavemente, tras el primer bocado, descubres la variedad de sabores que se esconden en sus rincones: el dulzor de la uva pasa, la fragilidad del huevo duro, el confort de la cebolla, la palatabilidad de la carne picada... y cubriendo esa concupiscencia de los sentidos, esa pléyade de sensaciones, abrazando como un padre a sus hijos, se encuentra el pan, un pan crocanti que se deshace de tierno y sabroso. Creo que hay un antes y un después en la vida de cualquier mortal que ose probar este regalo divino.

martes, 16 de noviembre de 2010

Brillaremos de alegría

Volvamos al sistema económico del regalo
al sistema político de la sinceridad
al sistema social de la amistad
y al sistema espiritual del descubrimiento personal.
Volvamos a sentir la magia
de abrir los ojos cada día
para que nuestro despertar sea eterno
y brillemos de alegría.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Sobre lo que queda cuando se acaba la literatura

Ella es joven.
Quiere que sus piernas aprendan a leer
entre las líneas de unas manos.
Que esas manos manejen largas frases de palabras curvas,
y sus dedos conozcan los puntos en los que merece la pena detenerse,
y tomar aire.

Es joven.
Quiere recitar en alto una retahíla de gemidos
con su lengua de serpiente,
escritos en carne por sus propias uñas.

Ella es joven.

Yo, que soy ya anciana, que me almacenan,
como a un libro olvidado que apenas recuerda entonces,
cuando era acariciado lentamente por ojos y manos.
Ya sólo me leen la larga cuenta de mi vida
y sólo recito, rumiando, la pesada inexpresividad
del paso idéntico de mis días...

Se me ha acabado la literatura.

Yo, que ya soy anciana...
sólo quiero morir abrazada.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Occidente y Oriente

El ser humano tiene un poco de ambos mundos, el material y el espiritual, por tanto la clave reside en saber armonizarlos. Occidente, el pensamiento material, se empeña en negar la realidad de Oriente, la naturaleza espiritual, en caricaturizarlo o simplemente en abandonarlo al olvido del escepticismo. Oriente puede pecar, en la peor versión de sí mismo, de reducirse al sectarismo o al fanatismo, así como Occidente puede ser la sociedad materialista, competitiva y contaminante que es ahora. Sin embargo, tampoco se puede negar que las aspiraciones utópicas del siglo XX todavía mueven algunas voluntades en busca de una sociedad igualitaria y justa, a través de personas íntegras, responsables de sus actos y partícipes de su comunidad, la mejor versión de Occidente. Además, Oriente puede arrojar luz a la realización del ser humano, a su auto-conocimiento. En definitiva, es en la unión de ambos mundos, donde se pueden crear seres completos, conocedores de toda su dimensión.

domingo, 7 de noviembre de 2010

La trampa

Cualquier noche la luna nos despertará violentamente para arrancarnos la piel, y decorar con ella su cara oculta. Sus colmillos nos desnudarán, mientras nosotros -pobres humanitos ingenuos- dormimos plácidamente recogidos en sábanas que no sentimos. Nos entregamos al sueño, sin saber que asi mordemos la trampa que ella nos tiende.

Ella, carnívora desorbitada, planea en el cielo con su alma de águila acechando nuestros movimientos nocturnos. Nos vigila con sus cien ojos de cuenca vacía, dilatados por el puro placer que le otorgamos nosotros, presas en sueño.

Cualquier noche nos despertará violentamente para arrancarnos la piel, y decorar con ella su cara oculta.

Ojalá las nubes cieguen esta noche a esa loca.

Ojalá pudiésemos no dormir ya nunca más.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Dedicatoria

(Dedicatoria de Roger David Gutiérrez Quispe, tesista peruano, en su tesis para optar al título de Ingeniero Agrícola: Diseño de la Granja de cerdos de la UNALM, utilizando el sistema de producción “todo dentro-todo fuera”. La Molina, enero 2002)

A todas aquellas mujeres y hombres de distintas clases sociales, religiones, profesiones, y razas pero que tengan en común estas cualidades:

- Soñadores y con altos ideales
- Que sean honestos y no puedan ser comprados
- Que sus ambiciones no sólo estén confinados a sus deseos egoístas
- Que no digan lo hacen “porque todos lo hacen”
- Que puedan servir (pero no servirse ni ser serviles) a su familia, amigos y a la sociedad.

Yo sé que son pocos pero son, tengo la dicha de conocer a algunos de ellos, dedico a estas personas que hoy más que nunca la sociedad y el mundo los necesita.

En forma muy especial a mis Padres Matilde y Eulalio, mis Hermanos Carlos, Luis, Inés y Miriam. A mi compañera Dorita y mi pequeñito Salvador Pavel.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

De tarde en tarde me doy cuenta

"Te dejo ahora para tenerte siempre"

(valiente cursilada

para una cobarde despedida)

y desde entonces,

de nunca en nunca te pruebo,

te recupero de nada en nada

y de siempre en siempre te pierdo,


De rato en rato, quemo el tiempo en tu recuerdo,

eternamente, se repite aquel momento inexistente

deshecho en hecho sin potencia,

de nada en nada y sin agradecimientos...


De segundo en segundo

y tan lejos de vencer

de tramo en tramo, estancado

de momento, sin futuro ni retorno,

de caña en caña,

de whisky en whisky,

de nada en nada y sin agradecimientos...


De vuelta, envuelto y aun me mareo

de hombre a hombre, borrachera,

de hombre a ausencia, tu silencio,

de mujer en mujer, la decepción,

y de beso en beso... nostalgia...


De noche en noche

resurge la unica certeza que jamás sera cierta,

de nada en nada te escribo,

sin dejarte leer,

de poco en poco te vivo,

en la distancia,

de milla en milla te cuento,

y no me escuchas,

de vez en cuando,

de cien a cero en un momento


De verso en verso, me arrepiento,

y tú, de hora en hora me olvidas...


De nada en nada, y sin agradecimientos...

martes, 2 de noviembre de 2010

Variadete

Miraflores vive en una efervescencia cultural permanente.

Sin actividad política ciudadana, la democracia termina autodestruyéndose. (Alexis Tocqueville, filósofo francés)

Yace abrazada por la tierra cuando poderosas manos la sacan a la luz. La papa amarilla es un regalo del Perú para el mundo. (en la bolsa de papas Lay’s)

La espiritualidad u olvidarse de uno mismo para encontrarse a sí mismo.

Lo que más me gusta del Perú no es su gastronomía sabrosa y variada, no son sus paisajes salvajes y de ensueño, no son sus Machu Picchus ni sus Lunahuanás, no es su mirador al Pacífico desde el Parque del Amor, no son sus bailes pegados y latinos, no es su cultura ancestral e indígena, sino es su gente amable y risueña, esos grandes peruanitos de voz dulce y espíritu alegre.

Me gustaría ser un pulpo para tocar con mis ocho brazos todos los conocimientos, para soportar con mis tres corazones todos los flechazos o despedidas y para con mi único cerebro, juntarlo todo en armonía.