Atrapado en una imagen,
mi corazón esconde escaleras
imposibles, trepar por ellas
es trepar por huracanes.
Mi corazón nace deprisa,
sueña deprisa,
ignora que sueña:
cree, cree ciegamente,
y muere lentamente,
tras haber alcanzado
altas cotas de placer.
Su espíritu viaja
a pasitos inexistentes
- como un caracol-
hasta volver a encarnarse
en asuntos de seda.
martes, 23 de noviembre de 2010
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joé, ya ves si pasa...
ResponderEliminarPero tía, un caracol tardará pero avanza, y va hasta donde se le proponga
NUNCA LO OLVIDES!!!
Tortugosa