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miércoles, 23 de diciembre de 2009

El suicidio

Ella sintió un escalofrío.

Él estaba sentado tras el escritorio, semidesnudo. Confinado entre sus dedos inmóviles, un vaso de güisqui le velaba, absorbiendo el dorado líquido la débil luz del flexo.
En el centro de la mesa, un folio empapado con sus últimas lágrimas. Un charco de palabras se extendía bajo la exánime punta de la pluma.

Sin atreverse a tocarlo, leyó lentamente las palabras y rompió a llorar, abandonando el cuarto.
Él levantó el vaso, bebió, y observó como el último pedazo de su sombra se desvanecía en el umbral de la puerta.

Y supo que no volvería a verla.

5 comentarios:

  1. Muy buen relato, Álvaro, a ver si escribes más prosa, que lo haces bastante bien; tomas el tema del suicidio de una forma bastante poética; triste, sí, pero lo plasmas de forma...preciosa.
    Romanticismo por excelencia (parece que has dejado de lado tu hermetismo ;).
    Como punto negativo, creo que aparece demasiado el pronombre "él" (podías omitir alguno) y tienes una falta ortográfica en "observó cómo (con tilde)el último pedazo..."

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  2. ¡Gracias! Alberto, con estas críticas tan largas le debes estar poniendo los dientes larguísimos al pobre Nacho... ¡ah, bueno, que el ya no...! ;)
    Este ejemplo no es bueno, pero como un día me de por corregir la ortografía de tus comentarios... ¡échate a temblar, malandrín!

    Un abrazo para ti, y otro a nuestra fan nº 1! (Si es que tenemos más... jajaja)

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  3. Esta muy bien!!! No veo problema por lo de repetir él. En fin, cuestión de gustos ^^.

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  4. Lo importante en un relato es que llegue al lector.
    Aunque triste esta muy logrado y muy acertado a como es en la realidad.
    Saluditos

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