Contra tantos pareceres,
estoy más que convencido
de que Santiago pertenece
más al hemisferio triste del tiempo
que al alegre,
de que lejos de ser la meta, es el inicio de un camino
que nunca termina y en el que por mucho que andes
jamas logras avanzar...
La ciudad se asemeja a una crónica no escrita
a un examen de matemáticas a la vuelta de la esquina
al regreso de la inquina y la rutina
al fin del limbo y al castigo de la vida
Es más que una ciudad una aduana
donde vuelven a cobrar los besos filo y dinero
los cabreos realidad y en un pequeño mercadillo
sobre el que se desangra el cielo
además de souvenirs y camisetas
se venden "no me olvides" por "te quieros"
En Santiago no limpia la lluvia
sino que embarra
y a su oficina de correos
solo llegan ordenes de expropiación.
Corre el vino por sus calles
disfrazando de celebración la derrota
y esconde el incienso el olor a abnegación
de chocar contra el suelo tras tanto volar,
se rinden las botas y sus dueños con agujeros y humildad
y finalmente se incineran en las hogueras que no arden
en la piedra de las aceras...
y se acaba muriendo en una estación de autobuses
sin siquiera el consuelo de hacerlo con las botas puestas...
Y en el corazón de la ciudad,
de la ultima ciudad antes de intentar cruzar el Aqueronte...
y naufragar de nuevo en Madrid
yace el hallazgo de saber que no volveré a saber de ti
JOE QUÉ BUENO...
ResponderEliminarGran homenaje a esta querida ciudad tan llena de contradicciones.
Muy bueno lo de "vuelven a cobrar los besos filo y dinero"
y se venden "no me olvides" por "te quieros"
saludos tortuguistas
Pues muchas gracias, aunque a mi la verdad es que esta es del ciclo "ciudades perdidas" la que menos me gusta.... jajaja
ResponderEliminarpor cierto ayer me descubri una falta por ahi bastante grande... estas perdiendo facultades :P (o dejando de leermeXD)
sí... un jamás por ahi.
ResponderEliminar:P
tort