La luna se ocultaba
y la noche perecía,
salvo la última copa
poco más prometía.
Apareció una mujer
y le susurró a Raúl
- si esta noche te apetece
serás mi príncipe azul
Sorprendido y exaltado
como pudo balbuceó:
- por ti sería príncipe
sin importarme el color
ella con bastante prisa
se retiró hacia el baño
y dijo él, que no es tonto,
- espera que te acompaño
la quitó el pantalón
y replicó con enojo
- te mentí, que prefiero
seguir azul que no rojo
NACHO HIDALGO
lunes, 27 de abril de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario