Próximos recitales

ninguno programado

lunes, 13 de abril de 2009

Cima estabilidad

Cima estabilidad, ayer te soñé.

Como si llevara escalando desde tiempo inmemorial, vislumbré tu cumbre.
Parecía que estaba siendo testigo de una suerte de paraíso. Las nubes y el temporal que habían marcado los últimos días o años, no se exactamente, no eran más que un recuerdo ahora lejano e insignificante. Estaba absorto contemplando la majestuosidad de aquel lugar donde nunca se ponía el sol y la extensa vegetación gozaba de una vigorosidad sinigual.

En esa cima sentía que nada ni nadie podía torcer mi camino, sentía que era inquebrantable. Mi alma se mimetizaba con las rocas, esas que habían resistido indemnes el paso del tiempo. De repente, una sombra veloz arribó a la cima. Al mirar al cielo, vi un enorme águila que se posaba en un nido escarbado sobre las grietas. Mirando sus ojos de rapaz por unos instantes, conseguí de alguna manera observarlo todo desde esa óptica: podía contemplar la bastedad del planeta, esa perspectiva me permitía una cierta reflexión desde un nivel más global, más atemporal, y por ello menos sesgado y circunstancial...

Y entre tanta magia, apareció el chamán de la montaña. Sus barbas y cabellos le cubrían hasta la cintura y parecía comunicarse sin la necesidad de mover los labios. No recuerdo sus palabras, sólo su mensaje, que decía que aquella cumbre era el medio pero nunca el fin. Que disfrutase del lugar, pero que no pensase en poseerlo porque de hacerlo se desvanecería como pasaría al poco con mi sueño. El fin, me pareció entender, era apostar fuerte por la vida, luchar por hacer realidad los sueños.

Con un abrazo me despedí de él. Sentía una paz como jamás la hubiera imaginado.

Cima estabilidad, ayer te soñé.

No hay comentarios:

Publicar un comentario