Puedo tocar el cielo,
dame un día soleado.
Bravos mares que surcar
con mi velero varado.
Puedo saber desde el suelo
que no estoy clavado,
pues soy capaz de echar el ancla
en cualquier otro costado.
Puedo salir de esta isla,
vertedero de sueños robados,
sólo con creer en mí mismo
sólo con creer lo soñado.
Puedo virar el rumbo,
dame atardeceres rosados,
perderme entre el horizonte
olvidar caminos trazados.
Puedo tocar el cielo
puedo creer que lo hago,
el combustible que preciso
es un amanecer dorado.
jueves, 26 de febrero de 2009
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