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domingo, 8 de febrero de 2009

Poema sin esperanza

Un rostro de curvas cambiantes
duerme arrullado por música fría.
Botones contaminados
han puesto en marcha una vida.
Sueña en su delirio de ausencia de palabras,
extrañando la inmortalidad que perdió al nacer.
Es una condensación de energía,
esperanza en tamaño desproporcionado,
utopía que hiberna,
ignorando la urgencia que es para el mundo.
Pequeño ser de ritmos lentos,
disuelto en dulzura y algodón,
breve.
Latente, como mariposa cerrada.
Puro, como un origen cualquiera.

Aquello fuimos.
Tan bellos, tan plenos.
Conteniéndolo todo.

Y ahora que sabemos caminar,
desconocemos el rumbo.
Ahora que sabemos medir,
no hallamos cifra para acotar nuestro vacío.

Nos hemos destruido.
Lo que somos,
ahora que, ilusos, sabemos definir,
podemos llamarlo fracaso.

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