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domingo, 3 de enero de 2010

Talón de Aquiles

Me hundió la uña en la carne del pecho, dejándome su cicatriz de guerra fría.
Quedó un rastro rojo tras de si, un cauce ligero de sangre que ni siquiera se desbordó a la piel circundante.
Parecía un breve río de rojo brillante.
Me hundió su uña frágil, su uña de media luna de plástico.
Y, moribunda, supe retirarme y caer. Caí entera.
Fue una herida pequeña, pero rasgó al completo mi Talón de Aquiles, asentado desde hace tiempo en mi pecho: la libertad (o su ausencia).

3 comentarios:

  1. Creo q es una buena forma de expresar ciertos momentos....
    Supongo q se por lo q va y ufff....muy grande!
    Pero nadie puede hacer sangre atacando la libertad, pq siempre depende de nosotros en mayor o menor medidia!

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  2. a veces eres un tu mismo el q atacas tu propia libertad..no es necesario k haya nadie censurando, ya sabemos ponernos los barrotes solos o atarnos a otras formas de faltas d libertad..
    ke vida esta!!

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