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jueves, 21 de enero de 2010

Queridos Pajes Olvidados

Queridos Pajes Olvidados,


Sé que ya ha pasado el seis de enero, y que vuestros jefes, los Reyes Magos, han llenado de regalos las casas de millones de occidentales, (a pesar de la crisis).

Por eso sé que no tengo derecho a pediros nada; además, demasiado tenéis vosotros ya con tener que caminar tantos kilómetros en un día sin que nadie rememore vuestra hazaña. Sí, nuestro mundo funciona así. Los que tienen suerte (o un buen agente de marketing) consiguen popularidad, poder, un nombre….

Nombres celebérrimos para cualquiera de nosotros, tan solo por la simple hazaña de ser más guapas, más goleadores, más zorras o más tontos que los demás. La variedad de ellos depende del gusto del pueblo, que los aclama, del populacho que memoriza sus vidas y romances cual lección de historia.

Serán ellos los que protagonizarán nuestras conversaciones, los amos y señores de bares y peluquerías; ellos serán los que queden grabados en la memoria de la sociedad, mientras que millones de héroes anónimos hacen realidad pequeñas obras maestras que nadie recordará nunca.

Por escribiros esta carta no quiero evadir mis responsabilidades; sé que soy culpable, como miembro activo de la sociedad, porque yo también aporto mi granito de arena en la elección de los insignes, de los ídolos del pueblo.

Entono el “mea culpa” que me corresponde por encender la tele, aún sabiendo lo que hay, y no ir a mi estantería a deleitarme con un buen libro. No me gusta el fútbol pero, alguna vez, he ido a un bar, por mis amigos, a ver algún partido donde juegan personas que ganan miles de millones por correr noventa minutos (si los corren). No me gusta la prensa rosa pero, el día de Nochevieja, por mis primas, me comí las doce uvas delante de un engendro femenino cuya operación de cirugía estética había pagado Telecinco.

Queridos Pajes, de Oriente o de Occidente (espero que en la magia no existan divisiones tan absurdas), mi único deseo para este 2010 es que el mundo abra, de una vez, los ojos y aclame a los verdaderos campeones del planeta; que valoremos a los valientes (aunque no tengan abdominales de infarto o pechos de silicona), a todas las personas que, desde el anonimato, luchan por crear un mundo mejor sin pensar en reconocimiento alguno; ojalá en este año premiemos (no con dinero, o portadas de revistas) simplemente con apoyo moral y, si les vemos, con una sonrisa, a todos aquellos que hagan que la vida sea más fácil.

Sé que es muy difícil, pero aún tengo la esperanza de que, algún día, todas esas personas que intentan ayudar sin recibir nada a cambio, también sean ídolos de nuestros hijos.

Mientras tanto, queridos Pajes, seáis o no magos, ayudad en todo lo que podáis a los supervivientes de Haití, ellos sí que os necesitan, como a tantos y tantos héroes olvidados…


Deyanira Nevaráez

1 comentario:

  1. ueee qué bonita

    me ha gustado lo de: Queridos Pajes, de Oriente o de Occidente (espero que en la magia no existan divisiones tan absurdas)

    tortuguilla

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