Tras no muchas fases llenas,
unas cuantas crecientes
e innumerables menguantes;
(todas ellas mentirosas)
cuando lentamente has invadido ya mis venas
a costa de no cumplir tantas promesas pendientes
y has logrado hacer de mi un pernoctador ambulante.
Ahora que ya me tienes postrado,
que el día entero he de ceder
y espero la noche para estar a tu lado,
agarrandome a tus senos para no caer.
Decides empezar, nueva
y pasear desnuda,
tan puta y tan pura,
mostrando por otros firmamentos
tu impúdica hermosura
y dejarme en la soledad,
como siempre inoportuna,
sin dejarme siquiera pruebas
de que existieron tus filamentos
de nocturna y virginal blancura.
NACHO HIDALGO
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