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lunes, 14 de diciembre de 2009

La leyenda del arco iris

Los niños y los no tan niños quedaron impresionados con la leyenda de Ojos Grandes. Les parecía increíble que la vida pudiera proceder del vecino planeta azul. Pero lo que más les impactó fue que hubiera existido una civilización tan inteligente como para viajar por el espacio y tan absolutamente estúpida como para destruir su propia casa. Con razón no era más que una leyenda, pensaron los adultos, sin embargo los chiquillos no hacían más que preguntar al sabio Singht acerca de cómo era la vida en la Tierra. El anciano, que gozaba de una lucidez excepcional, dejaba volar su imaginación para relatarles las venturas y desventuras de hipotéticos terrícolas ancestrales. Pero dejemos una vez más al viejo Singht hacer de narrador, que en estos instantes les va a relatar un cuento de su propia cosecha:

“ Los habitantes de la hermosa Tierra disfrutaban de un fenómeno paranormal de majestuosa belleza. Por desconocidas convergencias cósmicas, de cuando en cuando, un arco de colores aparecía en el cielo. Entonces, cada uno de sus habitantes se adjudicaba el tanto según sus desvelos. Los filántropos decían que en algún lugar del mundo se había cometido una buena obra, los empresarios pensaban que eran tiempos propicios para invertir en nuevos mercados, los ludópatas podía oler la victoria en la próxima partida de poker y así un largo etcétera a imagen y semejanza de las laberínticas mentes de cada persona. Y puesto que inventaron la explicación del semicírculo multicolor, no tuvieron mayor reparo en hacer lo mismo con su origen. Para ello recurrieron a una leyenda, la leyenda del arco iris:

En la noche de los tiempos, el creador del universo quiso maravillar a sus efímeras criaturas. No se le ocurrió mejor idea que juntar los colores y unirlos en una sonrisa inversa que se luciría en el cielo. El problema es que no había sitio para todos, más bien había sitio para siete colores. Con lo que convocó a los interesados para que defendiesen su incorporación en el nuevo proyecto del joven dios.
Primero habló el blanco que no tuvo más que autodenominarse como el color de la paz para estar ya suficientemente justificado. Después le tocó el turno al amarillo que prefirió identificarse con la luz y la espiritualidad. Posteriormente el naranja dijo sonriendo que era el color de la alegría, para que a continuación el verde dijese con toda naturalidad que era el color de la esperanza. El cian se identificó con el agua y por tanto con la vida, ese continuo fluir. Posteriormente el violeta, mientras echaba a volar, confesó ser el color de la utopía. El añil, con los pies más en la tierra, dijo ser el color de la estabilidad. Después apareció el gris que se autodefinió como el color de la templanza, y a su lado, pero en las antípodas ideológicas, el magenta, que en un arrebato dijo ser el color del amor. Por último habló el negro que no sabía que era peor si definirse como el color de la muerte o como el de la oscuridad. Finalmente optó por la muerte, con poco convencimiento. Todos estos fueron los colores que se dignaron a aparecer.
El dios, dubitativo, no sabía qué colores eliminar, todos le parecían importantes. El blanco, aprovechando este momento de confusión, se acercó al creador y le susurró que también era el color de la limpieza, de la pureza. El dios, que no sabía a cuáles decir adiós...
Cuando de repente observó que al darse la vuelta, el blanco tenía el negro en su reverso. Comprobó que al negro también le pasaba lo mismo pero al revés. Y en el giro también apreció que de perfil el negro-blanco era en realidad gris. ¡No podía ser! ¡Tres colores en uno! Cuando sus humanitos vieran el invento apreciarían la diferencia de ver el arco iris desde los tres puntos de vista; eso no era la perfección que tanto ansiaba.
Así que decidió eliminar al blanco-gris-negro. Y al negro, que tan pesaroso estaba de ser el color de la muerte le dijo:
- No pongas esa cara, que la muerte como la vida, son las dos caras de una misma moneda. Además hay un secreto que desconoces y que quizás descubran algún día los pintores. Si se superponen los colores primarios, esos que mezclándose entre sí producen la mayoría de los colores, el resultado eres tú. ¿No te parece una bonita metáfora? Sólo cuando se ha probado toda la amalgama de colores de la vida, sólo cuando hemos vivido plenamente, se tendrá constancia de nuestra muerte, porque hay gente que “no puede morir” porque no ha llegado a vivir; sólo los que han VIVIDO, con todos los colores que ello puede generar, algún día sabremos que han muerto.”

5 comentarios:

  1. Mazo wapo, mu chulo el mensaje
    ;)

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  2. me ha gustado muchooo
    me ha encantado la descripción de cada uno de los colores...

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  3. Si? me alegro tortuguilla,je,je. pues me costo un poco adaptarme a los colores de verdad del arco iris xq en el boceto inicial el rosa era el del amor, el rojo q tampoco está era el de la pasion i lo decia gritando, figuraba el marron como color de la tierra, el verde era el de la naturaleza por eso lo dice con naturalidad, el cian era azul i era el de la estabilidad...pero keria coger los colores de verdad del arco iris asi q tuve q adaptarme.

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  4. en este dia desde mexico mi novia y yo bimos no uno sino 2 hermosos arcoirisy es marabilloso la energia k desprende

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