Próximos recitales

ninguno programado

lunes, 15 de marzo de 2010

Aquel sueño

Después de asaltar mi subconsciente por la noche y después de asaltar mi consciente por el día recordando lo soñado contigo, ZAS! Asaltas la pantalla estática, aburrida, gris, cansina de mi ordenador. Letras grandes tintadas de azul hipervínculo me gritan tu nombre como si me hablasen en clave.

Hacía tiempo que no te veía, que no sabía de ti más que nada…Ahora, sin ton ni son, sueño contigo y recuerdo todo aquello que sentí esa cálida y plácida noche de verano, esos segundos infinitos e interminables, ese silencio inquebrantable que taponaba mis oídos mientras por mis ojos se escapaban el amor y el deseo.

Del sueño recuerdo poco, imágenes sueltas. Y es que estábamos los dos unidos, fundidos, fusionados, buscando nuestros cuerpos en la inmensa estrechez de una sala de ensayo (sitio poco poético, debo decir…) rodeados de instrumentos y de paredes que lloraban músicas melancólicas que entraban en disonancia con la canción de nuestros jadeos. Sentía tu mano deslizándose por mi espalda interna en una camiseta cualquiera, en un arrebato ¡FUERA LA CAMISETA! Ahora soy yo el que pasa sus manos por todo tu cuerpo como si fuese un invidente leyendo “braille”, con delicadeza y lentitud, como si leyese uno de los poemas más preciosos de Neruda, avanzando un milímetro y parando para sentir como todos y cada uno de los nervios escondidos bajo tu piel le ceden a tu cerebro una placentera descarga eléctrica. Otro arrebato y ¡FUERA TU CAMISETA! ¡Y EL SUJETADOR TAMBIÉN! Tus senos se me descubren incipientes, pero con una actitud de superioridad y grandeza. Los miro una vez, los vuelvo a mirar, los analizo y los protejo con mis manos. Vuelvo a besarte, vuelvo a acariciar tu cuerpo, tus piernas, tus labios, tu cuello, tus senos, mientras tú te estremeces una y otra vez entre mis brazos. Emprendo el camino final bajando de tus labios a tu cuello, luego a tus senos y sigo bajando por tu torso terso y suave dejando huellas de calor y besos, mientras mis manos emprenden el camino del sur subiendo hacía el norte, para encontrarse con mis labios en el punto indicado, a la par que deseado. Tú sigues gimiendo en silencio, retorciéndote quieta en el mismo sitio, me tiras del pelo y jadeas como si estuvieses fatigada. Cuando mis manos y mis labios han llegado al punto de reunión empiezo a quitarte los pantalones, te quito el cinturón con dificultad, desabrocho un botón, otro y, finalmente, el último, empiezo a quitar la tela poco a poco, te quito las deportivas y por fin te desnudo. Doy dos pasos atrás para contemplarte maravillado, de mis ojos y mi entrepierna sale fuego a raudales. Sonrío picarescamente y te deseo.

Ya no recuerdo más, o se acabó, quién sabe… Me despierto de muy “buena mañana” y empiezo a cavilar tumbado boca arriba en mi cama. Despotrico en mi mente contra mi subconsciente, reflexiono sobre el amor, el arte, el destino, el cosmos y lo ocurrido en mi sueño. Me enfado contra algo, sin saber el qué, intentando averiguar por qué se me muestra en esencia esa mujer sólo en sueños y no de un modo que merezca la pena recordar. También busco la razón por la que se me ha presentado en sueños, si hacía tiempo que no pensaba en ella, quizá lo hace porque temo que sea olvidada, a lo mejor quiero mantenerla en mi mente por siempre jamás, quién sabe, repito… No la he olvidado, eso está claro, nunca se puede olvidar a alguien a quien has amado, puedes dejar de intentar conquistarla, pero nunca olvidar, y creo que eso he hecho yo, he dejado de andar detrás de ella pero sigue estando conmigo, ocupando un espacio en ese lugar que está justo al lado del estómago al que llamamos alma…


Gastón

2 comentarios: