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jueves, 2 de julio de 2009

Si

Si no fue fácil y aún así perseveraste.

Si conseguiste atravesar el desierto y la noche y transformar tu sufrimiento en canto.

Si pudiste leer en la naturaleza la historia más bella jamás contada.

Si en los libros no descubres palabras muertas sino puro manantial de vida.

Si eres feliz entre la gente y también cuando estas solo.

Si tú soledad no fue escape egoísta ni silencio cómplice sino profunda comunión para habitar entre los hombres.

Si todo lo que llegarás a conseguir no te lo atribuyes.

Si vives en el presente y consciente del milagro haces de tu vida una constante acción de gracias.

Si nada tienes y aceptas que ya nada volverás a tener.

Si mataste el ego para que creciera tú espíritu.

Si pudiste morir a ti mismo y llenar así tu vida de nombres.

Si algún día lloraste de alegría y sentiste un amor que casi te hizo caer al suelo y
lo que pensaste que ya era el final descubriste que no era más que el comienzo.

Si ya estás entregando tu vida y aún así todavía te parece poco y

miras a la muerte sin miedo, como a una hermana.
Si tú espiritualidad se quedó cerca de la tierra y la gente

y no vives sólo para la eternidad aunque ya la sientas.


Estarás ya en el gran proceso de convertirte en persona.


Y si te dijeron será el esfuerzo el que te habrá la puerta y a ti algo no te cuadraba porque viste que todo lo importante de la vida hasta ahora había sido un don y

pudiste advertir que en toda competición hay siempre muchos perdedores.

Y si te dijeron, lo sentimos

no puedes entrar vestido de esa manera,

no eres quien buscamos,

no te ajustas al perfil, y pese a todo

pudiste convertir el rencor en perdón y

no quisiste vengarte sino que quisiste comprender y

no te viniste abajo y te levantaste y pese a todo seguiste caminando,

verás algún día que aquella crisis era la más grande de las oportunidades y que te estaba preparando para el gran salto de la vida

y que aquellos que no te dejaron entrar te hicieron un enorme favor y fueron realmente tus verdaderos maestros.

Porque aquella puerta que querías entrar no era nada, era polvo, era una nimiedad comparado con la que,

vastísima, imponente, y majestuosa, se presenta ahora ante ti.

Es la gran puerta, una puerta tan grande que si la hubieras intentado soñar no hubiera cabido en tus sueños.

Bienvenido hermano. Has llegado. Y ahora ya por fin podemos decirlo:

estás preparado y puedes entrar.
Joaquín García

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