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lunes, 8 de febrero de 2010

Palabras que no sonaron

No se pudo buscar explicación a todo… y se destruyó el mundo del todo vale.

Pasé demasiado tiempo entendiendo lo inentendible…

… palabras que no sonaron, que no se oyeron, que se atascaron, palabras a las que venció el miedo, que se escondieron y que se acabaron caducando…

simplemente aceptaré que sentimos sin palabras…

Por querer tocar el cielo también tuve que conocer el infierno y por fin conseguí aterrizar en la tierra.

Sintiendo mi mente fuera de la prisión de un cuerpo, me revelé contra la sociedad de la imagen, contra los canones de belleza, contra los ideales de perfección… estos me producía un asco capaz de hacerme vomitar sólo con pensarlo…

…y así, perdía mi vida, saludé a la muerte y luché contra el delirio… me deshumanicé al forzarme a ser sobrehumana.

El dolor mudo salía en crisis de ansiedad, crujidos internos… un camino brutal, luchas contra el impulso autodestructivo que consiguen hacerme sentir la generosidad hacia mi cuerpo;

Decidí destruir los cimientos que yo misma había creado en la sombra… cada rayo de sol era un paso más hacia la luz de un nuevo camino.

Si pudieramos bebernos los desengaños, si las resacas de sentimientos se solucionaran con un día disfrutando en la cama… si no hubiesemos querido ser tan desenfrenadamente felices… no tendríamos que arriesgarnos a estar en el precipicio del que se divisa un vacio atroz… pero hasta en esos momentos somos capaces de superar lo impensable.

Si no fuera tan lento y ambiguo el correo del arte…

Digamos palabras claras, palabras transparentes, que hablen de lo que nos gusta y por qué no también de lo que no.

Si no hubiéramos vivido en dos mundos separados por búsquedas a nuestro interior…

Si nos atreviéramos a expresar lo que sentimos, si no temiéramos pronunciar TE QUIERO.

Digamos palabras sinceras, palabras que amen, palabras que unan.

Si no nos perdiéramos en los problemas de los demás enfrentándonos a los nuestros…

Digamos palabras valientes, palabras con coraje.

Si nos atreviéramos a decir claramente lo que queremos, si lo supiéramos.

Digamos también palabras difíciles, palabras que pongan las cosas donde queramos que estén.

Si aprendiéramos a entender que hay cosas que no dependen de nosotros…disfrutando de ser prescindibles.

Todo sería más fácil…veríamos que la felicidad está más cerca de lo que nos imaginamos y con tanto buscarla nos la perdemos.

Y así entendí que por todo esto soy quien soy.

Digamos palabras, palabras que digan y sobre todo palabras que hagan

Admitamos que necesitamos palabras.

Palabras desde el corazón, palabras que expresen,

Palabras que hagan al mundo más humano.

Y conseguí estar lejos de lo oscuro, encontré la goma que despacito fue borrando las sombras que sobraban.

…Ahora pinto como quiero, cómo me sale y coloreo pedazos de esta tierra sin cansarme, a mi ritmo…

…Escucho lo que mi cuerpo me dice y le hago caso, sabiduría de naturaleza que lucha por sus deseos.

Curé mi mundo, cuidé a quien me respondía y me hacía sentir que merecía la pena llevarlo en mi corazón.

Viajé sin salir de casa rumbo a un destino lleno de tesoros, sorpresas que temblaron en mi piel y me hicieron vibrar!!!

Necesidades básicas perdidas y en contradas reconstruyeron desde los cimientos un nuevo castillo lleno de fuerza, rodeado de corrientes que saben donde desembocar para no desbordarse y así llenar de vida todo lo que tocan.

Y los sueños cambian… aceptando que no es todo como queríamos, sino simplemente como es… y vemos nuevos caminos.


María Casado

3 comentarios:

  1. Aquí os presento a María, q nos deja un texto precioso, de palabras q abarcan lo más íntimo con mucha belleza..

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  2. joe... y tan precioso, ¡¡así se habla!!.

    ME HA ENCANTADO

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  3. muy chulo! describes como una especie de crisálida o cambio interior que has experimentado para ser un poco menos densa un poco más libre... o eso he entendido.

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