Nos crecen rosas en la boca.
Nos recorren con lujuria
sus raíces desde el vientre,
se aferran a nuestras gargantas hondas,
lastiman con sus pinchos nuestro paladar.
Nos revientan los labios,
pidiendo florecer fuera,
lejos de las fronteras
de la razón rumiante,
de la razón retorcida,
de esta lengua rutinaria
que creemos tener,
de esas palabras correctas
que escupimos con inercia.
¿No os penetra su aroma
hasta sentir dolor?
¿No os cosquillean sus pétalos
en vuestras encías suaves?
Nos crecen rosas en la boca
que claman florecer fuera,
no morir en la humedad
cerrada del miedo..
miedo a la belleza nueva,
miedo que petrifica la boca,
el vientre, el alma.
Y las rosas, si no saben que existen,
se olvidan de si mismas
y mueren pronto, hechas nada.
sábado, 17 de octubre de 2009
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