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viernes, 27 de agosto de 2010

Al pie del camino

He dormido bien, el cielo está azul y puedo hacer con esta vida lo que quiera.
Es por la mañana, en el Camino se hace un claro y siento los rayos de sol abrazarme.
Los dejo, a la vez que abrazo al mundo. Y lloro. Creo que por primera vez en mi vida lloro de felicidad, de la inmensa felicidad que es estar vivo y además ser consciente de ello. La vida es el mayor regalo que me pudieron dar jamás. Es por ello que debo exprimirla al máximo, hasta sus últimas consecuencias. En esta mañana de Agosto, en las afueras de Caldas de Reis, siento que el universo y yo somos uno.

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