- Ven, acércate. Asómate por el agujero de esa caja, ¿qué ves?
- Veo columnas jónicas, tragedias griegas, bullicio, corrales de comedias, elogios, espectadores, trompos, sainetes, aplausos, coros sin musas, limeros celestinos, diversión, autos sacramentales, zarzuelas, un bobo, y un bululú también, y a lo lejos una dama, muy bien vestida ella, y un entremés (de los que se disfruta sin comer), y muchos más aplausos, y abucheos, veo a Calderón, el de la barca, a Jovellanos educando al pueblo, y a Felipe II disfrazado de Hércules, también diviso el esperpento, muchas máscaras, flirteos, al maestro Valle Inclán, los asientos llenos… y, al fondo, creo distinguir a Lope de Vega intimando con una mujer (o dos).
- Cuántas cosas, ¿no? ¿Qué te ha parecido?
- Es bastante interesante, parece… una caja mágica, ¿lo es?
- ¿Una caja mágica? aún no, sigue siendo el alma del teatro.
ALBERTO GUERRA
jueves, 4 de junio de 2009
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