Desde que vivo a ras de suelo
le he perdido el miedo al asfalto.
Lo que me tropieza me conforma,
al paso de libertades y silencios.
Al paso de talones de miel
y dedos de abeja,
de pétalos que encajan
en zapatos nuevos,
al paso de ruedas sin punta,
de raíces sin punta,
de botas suaves.
Le he perdido el miedo al asfalto.
Lo conozco, sé que florece temprano
y se inunda de soles,
y me llena los ojos de terciopelo.
jueves, 28 de abril de 2011
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Hola Fatima!!! Soy Barbara!!! Que bonita esta poesia, al final he pasado por aqui =)
ResponderEliminarhasta luego
besazo